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Hablemos sobre mataderos, sus trabajadores y los animales que se sacrifican

Hablemos sobre mataderos, sus trabajadores y los animales que se sacrifican

Hablar de mataderos o como dirían algunos de forma mucho más sofisticada y técnica “plantas de beneficio” no es el tema más común en la mayoría de conversaciones, o por lo menos no lo es en mi casa, en donde ese tópico es susceptible de generar todo tipo de reacciones; pero ¿cómo no? llegar a hablar sobre el animal que murió para preparar la carne del asado del fin de semana o de los trabajadores que intervinieron en el proceso no es muy bien visto, cualquiera se podría indigestar.

Sin embargo, si en un solo año, a nivel mundial y según la FAO, las cifras de animales sacrificados para consumo humano rondan los 970 a 2.700 billones en el caso de los peces, 66 billones en el de las aves (gallinas, patos y pavos), 1.6 billones hablando de los conejos, 1.5 billones para el de los cerdos, 1 billón en las cabras y corderos y 0.3 billones para el de las vacas y búfalos (Eurogroup for animals, sin fecha), valdría la pena pensar ¿cuáles son las condiciones sanitarias y de bienestar animal de la mayoría de animales que nos comemos? o ¿cuáles son las condiciones laborales de los empleados de los “mataderos”?

Animales de abasto. Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Recuerdos para olvidar...

Para empezar, debo aceptar que este tema me remonta a dos recuerdos no muy gratos; el primero, en mi época de estudiante de veterinaria, visité un matadero de equinos y debo confesar que fue una de las peores vivencias de toda mi formación. Eso de ver caballos con fracturas abiertas, exposición de huesos, tirados en el suelo y tratados con la más absoluta indiferencia me dejó sin saber qué esperar de la humanidad; y el segundo, ya graduada, en el que tuve que visitar un matadero de aves donde aspectos como inocuidad y bienestar animal no existían, así que muchos meses pasaron antes de que pudiera volver a comer pollo o huevo pues el asco era inevitable.

Recuerdos para olvidar...

Bueno, pero dejando a un lado las experiencias personales, hay un hecho claro: la industria cárnica está enfocada en aumentar la eficiencia de sus procesos; es por esto que se ha vuelto tan problemática. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, se calcula que entre mataderos y plantas procesadoras se emplean a 500.000 trabajadores, la mayoría de ellos afroamericanos o latinos del cual un gran porcentaje está indocumentado, situación que es aprovechada negativamente por los empleadores (Food Empowerement Project, 2020). Dentro de las tareas asignadas, éstas son tan variadas e interesantes como matar, desangrar al animal, realizar cortes en la carne, separar músculos, afilar cuchillos y sobretodo hacer esto rápido, muy rápido, pues todo tiene unos tiempos que cumplir (Food Empowerement Project, 2020). En este contexto, el ambiente laboral no es muy relajante y, fuera de las lesiones adquiridas en el trabajo como cortes, golpes o heridas generadas tras la manipulación de las máquinas, también está el agotamiento emocional que, en muchos casos, se ha denominado “estrés post traumático” e incluso se ha llegado a relacionar con conductas de violencia doméstica, ansiedad y abuso de drogas y alcohol (Von Alt, 2017).

¿Y en Europa?

En los mataderos europeos las condiciones laborales no son distintas; de hecho, hay quien afirma que en alguno de estos lugares el promedio de sacrificio es de 35 vacas/hora, lo cual obliga a sus trabajadores a no perder tiempo y, en más casos de los que se quisiera, a matar al animal de cualquier forma. Otro punto importante que vale la pena añadir es que las instalaciones en las que estas personas están obligadas a trabajar deben tener temperaturas bajas para conservar la calidad de la carne; por tanto la predisposición a desarrollar enfermedades respiratorias es elevada (Tena, 2020).

Mataderos. Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Fiebre de embarque

En cuanto a los animales, el resumen es sencillo: aunque se hable mucho de bienestar animal, hay infinidad de ejemplos que prueban que se dista mucho de cumplir con los estándares mínimos para evitar sufrimientos innecesarios a los animales. En ganadería, por ejemplo, hay prácticas como embarcar numerosas reses en un mismo camión para llevarlas a la subasta o al matadero y, con frecuencia sucede que, el conductor olvida que lo que está transportando son seres vivos y maneja haciendo que los animales se golpeen unos contra otros, ocasionándose todo tipo de lesiones, desde simples hematomas y laceraciones hasta fracturas o lo que se conoce como pasteurelosis neumónica, también llamada “fiebre de embarque”, caracterizada por ocasionar la muerte fulminante en animales que han sido transportados de un clima a otro sin adaptación previa y en condiciones altas de estrés (Contexto ganadero, 2014). No obstante, lo anterior no ocurre solo en ganadería, ejemplos para demostrar que aún falta mucho trabajo para mejorar las condiciones de bienestar animal en las diferentes especies que consumimos, ¡hay de sobra!

¿Hacia dónde vamos?

En síntesis, el sacrificio de animales es una práctica a la que le falta regulación y, si bien es cierto que hay quienes no cumplen con ningún estándar de sanidad, bienestar animal y protección a sus empleados, también hay empresas que han venido replanteando los esquemas tradicionales de producir alimentos, porque así como nosotros necesitamos comer, ellos necesitan vender sus productos, los trabajadores merecen unas mejores condiciones laborales y los animales llegar al final de sus ciclos de producción sin tener que sufrir. Además, desde el punto de vista de la rentabilidad, nosotros como consumidores le damos mucho valor a los productos con buen sabor, frescos y de “buen aspecto”, entonces ¿para qué someter a condiciones de estrés innecesarios a los animales durante el sacrificio si hay suficientes estudios que prueban que esto afecta la calidad de la carne? es decir, maltratar ni siquiera tiene buen sabor…

Referencias
  • Eurogroup for animals. (s.f). Fish Welfare. The forgotten farm animals. 16 de septiembre de 2020, de Eurogroup for animals

  • Food Empowerement Project. (2020). Los trabajadores de mataderos. 16 de septiembre de 2020, de Food Empowerement Project

  • Von Alt, S. (2017). Los trabajadores de los mataderos sufren de estrés post traumático. 16 de septiembre de 2020 , de Mercy for animals

  • Tena, A. (2020). Industria cárnica: La precariedad laboral, factor clave para entender los rebrotes en los mataderos. 16 de septiembre de 2020, de Publico

  • Contexto ganadero. (2014). La fiebre de embarque, un mal que puede ocasionar muerte fulminante a las reses. 16 de septiembre de 2020, de Contexto ganadero

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Animales como regalo de Navidad… ¿y después qué?

Animales como regalo de Navidad… ¿y después qué?

La Navidad y los cumpleaños son fechas especiales para muchos de nosotros y, cuando de dar un regalo se trata, siempre buscamos que éste sea algo muy especial y sobre todo memorable.

Tanto es así, que muchas personas consideran que un animal de compañía es ese obsequio perfecto que supera todas las cosas materiales que se puedan recibir, especialmente para los niños, quienes en la mayoría de los casos añoran tener un amigo de 4 patas para sus juegos y aventuras. Sin embargo, vale la pena analizar las implicaciones reales de dar o recibir a un ser vivo como regalo, ya que no es algo que se pueda cambiar porque no sirva, volver a empacar para entregar a alguien más, guardar en el fondo del armario o mucho menos botar a la basura.

Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

Es que los cachorros son irresistibles

Para empezar, está más que claro que la imagen de un cachorro con un moño rojo saliendo de una caja bajo el árbol de Navidad puede derretir corazones, y hasta puede hacer prometer cosas que en muchos casos no se van a poder cumplir. Por alguna razón, el momento de efusividad y alegría que se experimenta cuando se recibe a ese perro o gato bebé, erróneamente hace olvidar a más de uno que éste no va a quedarse pequeño y dócil por siempre, que va a requerir tiempo, cuidados y recursos económicos y que el compromiso que se está adquiriendo es a largo plazo, ya que su esperanza de vida es de aproximadamente 10 a 15 años.

Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Después de un tiempo se pierde el interés

Lastimosamente, muchas de las familias o personas que reciben un perro o gato como obsequio, eventualmente se cansan y toman la decisión de entregarlo a una entidad protectora o incluso dejarlo a su suerte. De hecho, un estudio realizado en Madrid estimó que existe un pico de abandonos durante los meses de marzo y mayo, el cual se relaciona principalmente con el crecimiento del cachorro que fue regalado en época navideña (COLVEMA, s.f). Asimismo, según un informe sobre abandonos realizado en el 2019 por la Fundación Affinity de España, el 1.4% de las adopciones que fracasan, lo hacen porque se realizan durante la Navidad (Fundación Affinity, 2020).

Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

Adicionalmente, el informe anterior estimó que el 10.8% de los animales que se acogieron en las fundaciones del país, se entregaron debido a la pérdida de interés por parte del propietario, siendo este el cuarto factor causal de abandono. Por su parte, el 17.9% de las adopciones fallidas se debieron a que los adoptantes consideraron que el animal representaba una mayor responsabilidad de la esperada, lo que demuestra que, en muchos casos, la decisión de adoptar, comprar e incluso regalar una mascota aún sigue siendo tomada a la ligera (Fundación Affinity, 2020).

Ser conscientes del compromiso

Es muy importante entonces ser totalmente conscientes del compromiso que se está asumiendo a la hora de acoger un animal en casa, ya sea que se reciba como obsequio, se adopte o se compre. De igual forma, es indispensable que si se pretende regalar una mascota a un ser querido, se haga de forma consensuada y no por sorpresa, es decir, que la persona que lo vaya a recibir también esté dispuesta a asumir su nuevo rol de cuidador. Algunos expertos opinan que cuando se recibe un regalo como este, en el que el receptor no se ha implicado verdaderamente al momento de obtenerlo, no se genera el mismo vínculo ni el mismo sentimiento de responsabilidad que se requiere para cuidar adecuadamente de un ser vivo (La Vanguardia, 2019).

Igualmente, en el caso de las familias que buscan complacer a los niños con su regalo soñado, los padres deben comprender que los verdaderos responsables del bienestar de la mascota son ellos y no sus hijos, ya que, por obvias razones, a los niños se les puede exigir sólo hasta cierto punto. Es por esto que, la decisión de adquirir un compañero de vida no debe hacerse por el impulso del momento o la época del año, sino bajo un proceso de reflexión por parte de toda la familia en el que cada uno se comprometa con su cuidado.

Foto tomada por: Manuela Echeverri

Una responsabilidad que merece la pena

Para terminar, es esencial interiorizar que los animales no son objetos, sino seres sintientes que merecen todo el respeto, amor y cuidado que podamos brindar, así que si estás pensando adoptar o regalar una mascota para estas fechas, asegúrate de tomar una decisión teniendo en cuenta tus condiciones y las responsabilidades y obligaciones que conlleva. Pero, si eliges darte y darle la oportunidad a un perro o gato de acompañarte a ti o a alguien que amas en el camino, verás que no hay mayor lealtad, amistad y bondad que la que estos amigos peludos nos brindan.

Referencias
  • Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid – COLVEMA. (s.f). Estudio de las causas del abandono de perros en la comunidad de Madrid. Noviembre 20, 2020, de COLVEMA

  • Fundación Affinity. (2020). Estudio Él nunca lo haría 2020. Noviembre 20, 2020, de Fundación Affinity

  • La Vanguardia. (2019). Por qué no es buena idea que los reyes magos regalen un animal de compañía. Noviembre 20, 2020, de La Vanguardia

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Tráfico de peces ornamentales

Tráfico de peces ornamentales

Puede que para muchos, el título de este artículo les permita tener la imagen de unos peces coloridos nadando en algún acuario, y otros ni siquiera sepan bien de qué se trata el asunto; pues bien, tanto en el primer caso como en el segundo la invitación es a leer con detenimiento este artículo.

¿Qué pasa en Colombia?

De nuestro país se dicen muchas cosas en relación a la biodiversidad y riqueza hídrica, pero ¿será que todo es tan bonito como lo pintan? Para empezar, la captura y aprovechamiento de los peces ornamentales se inició hace ya varios años, teniendo su máximo esplendor en la década del 70, convirtiendo al país en un gran exportador; sin embargo, algunos reportes afirman que, en comparación con las estadísticas mundiales, Colombia no se destaca por las exportaciones realizadas en esta área, pero es el tercero en América Latina, después de Brasil y Perú (Ortega-Lara, 2016).

Río Fragüita, Caquetá. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Hablemos de cifras

Para el 2018 se determinó que, la cifra total de exportación de peces ornamentales ascendió a 16’465.444 unidades y, en teoría, la cuota global permitida no se sobrepasó pues ésta estaba estipulada en 22’234.600 (Barreto., 2019); sin embargo, si los datos se desglosan por especies y no se leen en bloque se puede llegar a una conclusión diferente. Me explico, de las cosas que menos me gustan es el salpicón, porque es una mezcla de frutas y sabores que no he podido lograr descifrar y para ese ejemplo hay dos formas sencillas de mirar lo que se está comiendo: la primera, como un conjunto total; es decir, me sirven mucho o poco de “la mezcla tropical”, y la segunda, revisando cada uno de los ingredientes que lo componen, entonces ahí se diría, “es que mi salpicón tiene mucho banano”, o “al mío le falta sandía”. Ahora bien, conservando las diferencias en cuanto a la temática se refiere, con respecto a la cuota global de peces ornamentales exportada y al hecho de que para ese año no se sobrepasó, es verdad, siempre y cuando la revisemos usando la primera perspectiva, pero si lo hacemos desde la segunda, y observamos con detenimiento las especies que fueron exportadas evidenciamos que hay algunas sometidas a una fuerte presión pesquera (Barreto et al., 2019).

Pero, ¿qué es la presión pesquera?

En términos poco técnicos significa que los pescadores tienen un interés especial en capturar unos peces específicos, principalmente porque saben que los pueden comercializar a un buen precio, por lo que recurren a usar cualquier arte o método de pesca como las redes, nasas, el anzuelo de aguja, el arpón, la careta y el snorkel entre otros para capturarlos (Guzmán-Maldonado, 2014); es decir, la dinámica del mercado influye directamente en que los pescadores ejerzan la sobrepesca de algunas especies porque como con cualquier otro trabajo ellos también buscan lo que les es más rentable y con lo que pueden obtener mejores ganancias y sostener a sus familias.

¿Qué especies están sufriendo este fenómeno?

Para el 2018, en peces como el Panaque payaso (Panaqolus maccus) y la Arawana (Osteoglossum bicirrhosum), se documentó que, la cuota asignada de 93.000 unidades para el primero, llegó a una exportación de 141.196 y, para el segundo se suponía que la cantidad de individuos no debía sobrepasar las 700.000 unidades, pero se terminaron exportando 707.361, llegando a porcentajes de aprovechamiento de 151.82 y 101.05% respectivamente (Barreto et al., 2019).

Arawana. Ilustración realizada por Manuela Echeverri

¿En dónde se capturan estos peces?

La Arawana y el Panaque se pescan principalmente en la Orinoquía y Amazonía; de hecho se ha llegado a estimar que el 88% de estas especies se capturan en la región del Orinoco (Guzmán-Maldonado, 2014).

¿Cómo y dónde se comercializan?

La trama de la comercialización en algunos casos es más sencilla que en otros; por ejemplo, una vez los pescadores han capturado al pez en cuestión lo mantienen en una bolsa plástica (por supuesto con agua, pues de lo contrario no habría pez, ni dinero que cobrar) y lo llevan a un centro de acopio primario que, generalmente se ubica cerca de los puertos, como Leticia, en el caso del río Amazonas, Tarapacá, en el del río Putumayo y La Pedrera, en el del río Caquetá (Guzmán-Maldonado, 2014). De ahí los peces son enviados por avión a Bogotá, la capital colombiana, donde son recibidos en centros de acopio más grandes y desde ahí son distribuidos a sus clientes finales. De hecho, se estima que por semana, se movilizan 4 toneladas de peces hacia ciudades como Shanghái, Londres y Tokio (Dinero, 2019).

Foto tomada por Nareeta Martin (Unsplash)

¿Qué hay de malo en todo esto?

Antes de que los expertos en comercio internacional me despedacen (la verdad soy muy joven para morir) quiero decir que la actividad en sí misma no es mala. También reconozco que la AUNAP y otras entidades científicas han estado haciendo trabajos importantes en el área y que fijar las cuotas de aprovechamiento para cada especie es un gran paso; no obstante, el Amazonas en particular funciona como una pesquería multiespecífica en donde, como se explicó en otro artículo, se pescan diversas especies, lo cual requiere un estudio profundo de la variedad de peces que se tienen y la interpretación de los datos de esfuerzo y dinámica de las poblaciones en función de los períodos hidroclimáticos de este río: aguas ascendentes, altas y descendentes es fundamental, debido a que las artes de pesca se usan en función de esos períodos.

Además, hay que recordar que cuando se pescan los peces ornamentales los pescadores no están motivados por la conservación de estas especies ni de otras, mucho menos del ecosistema, su único interés es económico (lo cual no juzgo, todos tenemos derecho a buscar de qué vivir y cómo pagar nuestras cuentas), pero, sí me parece bastante contradictorio que mientras surtimos con nuestros peces y adornamos los acuarios en muchas partes del mundo, nuestras comunidades indígenas en el Amazonas se sientan tan desprotegidas, los incendios en lo que se denomina “el pulmón del mundo” nos dé lo mismo y que la abundancia de peces en nuestros ríos no nos cuestione, no sé, valdría la pena poner en orden la casa antes de seguir embelleciendo la de otros…

Referencias
  • Ortega-Lara, A. (2016). Guía Visual de los principales peces ornamentales continentales de Colombia. 18 de septiembre de 2020 , de AUNAP

  • Barreto, C. Rueda, M & Zapata, L. (2019). Documento técnico de cuotas 2019. 18 de septiembre de 2020 , de AUNAP

  • Guzmán-Maldonado,A &Lasso,C. (2014). Análisis comparativo (1990-2014) de la pesquería de peces ornamentales en el departamento del Amazonas, Colombia. Biota colombiana, 15 (Supl.1), 83-108.

  • DINERO. (2019). Colombia exporta cada mes 12 toneladas de peces para acuarios. 18 de septiembre de 2020, de DINERO

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Tráfico de fauna silvestre: el infierno de millones de animales en el mundo

Tráfico de fauna silvestre: el infierno de millones de animales en el mundo

Hay muchas situaciones que a algunos nos impresionan y nos duelen, hasta el punto de ponernos la piel de gallina o formarnos un nudo en la garganta; circunstancias que nos hacen cuestionarnos sobre lo que hay en el corazón de ciertas personas y sobre el futuro que nos espera a todos si decidimos no cambiar.

Para mí, y estoy segura que para varios de los que nos leen, el tráfico ilegal de animales silvestres es una de esas situaciones. Así que, si no conoces de lo que se trata o si quieres aprender un poco más sobre este flagelo, te invito a que continúes leyendo.

¿Qué es la fauna silvestre y de qué se trata su tráfico ilegal?

Para empezar, es importante tener claros algunos conceptos. Según la Ley 611 de 2000, en Colombia la fauna silvestre se define como el conjunto de organismos vivos pertenecientes a las especies de animales terrestres (anfibios, reptiles, aves y mamíferos), que no han sido objeto de domesticación, mejoramiento genético, cría regular o que han regresado a su estado salvaje (Mancera & García, 2008).

Por su parte, el tráfico de animales silvestres se refiere a la extracción de su hábitat natural de individuos que hacen parte de las especies anteriormente descritas, así como a su adquisición y tenencia por parte de las personas (Baptiste, s.f); lo que significa que comprar y tener estos animales en casa también nos hace cómplices de un delito.

Mono tití gris en estado silvestre. Foto tomada por: Yulia Morales

Un negocio bastante rentable...

Ahora bien, se estima que el comercio ilícito de fauna salvaje es uno de los negocios más rentables en el mundo, moviendo entre 10.000 y 20.000 millones de euros cada año, es decir entre 42 y 85 billones de pesos, y siendo superado únicamente por el tráfico de armas y drogas (WWF, s.f).

La situación es tan compleja, que en el mundo no sólo se comercializan ilegalmente individuos vivos para venderlos como mascotas o como objetos de atracción, sino también partes de animales muertos con fines decorativos, medicinales o como artículos de moda e incluso como alimento (WWF, s.f). De hecho, se cree que a nivel global, alrededor de 30.000 primates, hasta 5 millones de aves y hasta 3 millones de reptiles se venden cada año como mascotas, o como animales de circos, zoológicos o laboratorios; cifras que no tienen en cuenta la gran cantidad de especímenes que mueren durante la captura o el transporte antes de ser comercializados a nivel internacional (Secretaría Distrital de Ambiente Bogotá, s.f).

Por poner algunos ejemplos, se estima que en países de África, cerca de 80 elefantes son asesinados diariamente para obtener el marfil de sus colmillos, el cual es utilizado principalmente para hacer piezas de decoración (WWF, s.f). Asimismo, se calcula que en Colombia, la cantidad de dinero que se recauda cada año por la venta de huevos de iguana puede llegar a ser de $1.800’000.000 (Mancera & García, 2008).

Todo esto puede llevar a pensar que dedicarse a estas actividades ilícitas, fácilmente se traduce en ingresos suficientes para vivir (Mancera & García, 2008), lo cual es una realidad para muchísimas personas en países en vía de desarrollo como Colombia, que infortunadamente no cuentan con igualdad de oportunidades para todos y que, además, poseen la mayor diversidad de especies.

Pichones de guacamaya azul y amarilla rescatadas del tráfico ilegal por parte de Comunidad Inti Wara Yassi en Bolivia. Foto tomada por Maria Paula Vélez

¿Pero cuáles son las consecuencias de traficar estos animales?

Adicional a lo triste y cruel que resulta la idea de sacar a un ser vivo de su hogar para llevarlo a vivir a un ambiente completamente diferente, o de asesinar a otro únicamente para quitarle partes de su cuerpo y usarlas como un adorno en casa, el comercio ilegal de especies se convierte en una amenaza para los ecosistemas y la preservación de los recursos naturales de las naciones.

Todos los grupos de animales cumplen funciones importantes en su hábitat, como la dispersión de semillas para que se regeneren los bosques o el control de poblaciones de otros animales que podrían llegar a convertirse en plagas. Es por esto que cuando se extraen individuos silvestres de los ecosistemas de manera desmedida, las dinámicas de éstos se alteran, haciendo más críticas las amenazas sobre las especies que ya se encuentran en peligro, poniendo en riesgo a otras y, eventualmente, también a las comunidades humanas que viven cerca de ellos (Baptiste, s.f; Mancera & García, 2008).

Foto tomada de Unsplash

¿Qué se hace en el mundo para controlar esto?

La lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre se ha hecho a gran escala y a nivel mundial desde hace décadas, estando protagonizada tanto por gobiernos locales que regulan sus territorios, como por organizaciones internacionales que construyen directrices para el comercio de estas especies.

La lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre se ha hecho a gran escala y a nivel mundial desde hace décadas, estando protagonizada tanto por gobiernos locales que regulan sus territorios, como por organizaciones internacionales que construyen directrices para el comercio de estas especies.

Guacamaya roja y verde cautiva en un hotel en Bolivia. Foto tomada por Maria Paula Vélez

¿Y nosotros?

Finalmente, si nosotros, los simples mortales, queremos hacer algo para ayudar a acabar con esta problemática, el primer paso es informarnos sobre sus implicaciones reales, para así convertirnos en replicadores y generadores de consciencia en aquellos a nuestro alrededor. Adicionalmente, acciones como no comprar durante nuestros viajes adornos de marfil, carey o colmillo de tiburón, no consumir carne o huevos que provengan de fauna silvestre y nunca pagar por estos animales por más bonitos e indefensos que parezcan, van a aportar mucho, porque aunque no lo creamos, los pequeños actos de cada uno sí cuentan.

Referencias
  • Mancera, N. & García, O. (2008). Comercio de Fauna Silvestre en Colombia. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín, 61(2), pp. 4618-4645.

  • Baptiste, M. (s.f). Los 10 animales más traficados. Febrero 13, 2021, de Semana Sostenible

  • WWF. (s.f). Stop Tráfico de Especies. Febrero 13, 2021, de WWF

  • Secretaría Distrital de Ambiente Bogotá. (s.f). Control al tráfico y tenencia ilegal de fauna silvestre. Febrero 13, 2021, de Secretaría Distrital de Ambiente, Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.

  • CITES. (s.f). ¿Qué es la CITES?. Febrero 13, 2021, de CITES

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«Influenciadores» ¿De quienes nos estamos dejando persuadir?

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Para nadie es un secreto que el uso de las redes sociales en los últimos años se ha convertido en una actividad rutinaria y a la que muchas personas nos hemos vuelto “adictos” en algún momento.

Muchos estamos acostumbrados a pasar varias horas al día mirando el celular, para enterarnos de los últimos chismes o noticias de nuestros amigos, conocidos e incluso de algunos desconocidos; de hecho, hemos llegado a estar más pendientes de las vidas de otras personas que de las propias y eso ha llevado a que algunos aprovechen esa atención extra para aumentar su fama y convertirse en personalidades del mundo digital o también llamados influenciadores.

¿Quiénes son los influenciadores y qué hacen?

Los influenciadores son personas que, a través de sus redes sociales, generan contenido sobre temas específicos para compartirlos con una comunidad digital que los sigue e interactúa con ellos. Muchas de las campañas publicitarias que realizan las marcas actualmente utilizan a estas personalidades para promocionar sus productos o servicios y así poder aumentar sus ingresos y reconocimiento en el mercado (Bustos, 2020); de hecho, entre los años 2016 y 2017 este tipo de propaganda en Colombia creció en un 275%, ya que se sabe que aproximadamente al 80% de la población le da más confianza la publicidad que surge a través de las recomendaciones personales, por lo que muchas empresas se valen de la credibilidad que inspiran estos famosos para llegar a un mayor número de clientes potenciales (Dinero, 2018).

Foto tomada de Unsplash

La responsabilidad de influenciar…

Si bien es cierto que los influenciadores han revolucionado las estrategias publicitarias y le han permitido a muchísimos emprendimientos y pequeñas empresas crecer y posicionarse en el mercado, la mayoría de ellos además de utilizar sus redes como un medio de trabajo, también las usan para mostrar sus vidas personales y sus hábitos a sus seguidores, lo cual sirve para crear empatía y afianzar su relación virtual con ellos. Sin embargo, que las rutinas de estos personajes sean públicas y estén al alcance de un solo click para cualquiera de nosotros, los “simples mortales”, tiene como consecuencia negativa que caigamos en la mala costumbre de compararnos con ellos y de anhelar poseer sus bienes o vivir sus mismas relaciones; de ahí que algunos los tomen como ejemplo de vida y lleguen al punto de imitarlos sin considerar las consecuencias de sus acciones. Ejemplos de este tipo de actitudes sobran cuando miramos las publicaciones en que algunos posan con animales silvestres, cuya tenencia y comercialización es ilegal en nuestro país y, además, leemos los comentarios de una considerable cantidad de seguidores que expresan su deseo de adquirir uno de esos animales o felicitan a su ídolo por lo bonito y “cool” que se ve haciendo algo que claramente no debería estar haciendo.

Foto tomada de Unsplash

De la misma manera, cuando ciertas celebridades, tal vez con la finalidad de aumentar su popularidad, empiezan a volverse excéntricos y a gastar de forma desmesurada sin considerar el impacto que sus excesos tienen en el medio ambiente, se vuelven tendencia actitudes tan extrañas como la de utilizar cientos de globos para la decoración de una fiesta de cumpleaños, globos que después de un par de horas y en el mejor de los casos van a parar a la basura, donde pueden tardar cientos de años en degradarse y, en el peor de los casos, terminan en los ríos, las playas y los mares convirtiéndose en objetos potencialmente letales para la fauna acuática.

Personas que influencian para bien

Ahora bien, sé que no se puede generalizar y que no siempre los famosos del mundo digital viven o promocionan realidades que van en contravía de lo que el planeta realmente está necesitando. Hay muchas celebridades que utilizan su poder de influenciar a otros para hacerlo de manera positiva y les gusta dar a conocer iniciativas que inspiran al respeto, la equidad, la sana convivencia, la protección del medio ambiente y la sostenibilidad.

El poder de nosotros los seguidores

En el mundo en el que vivimos, donde la tecnología y la comunicación a través de la virtualidad se hace cada vez más importante y prácticamente indispensable, creo que vale la pena hacer filtros y empezar a detectar a quienes probablemente no nos están enseñando tanto y no se merecen que les dediquemos nuestro tiempo y energía, pues lo que termina sucediendo es que descuidamos a las personas que sí nos aportan por estar detrás de alguien que parece cercano pero es un fantasma de esta llamada “realidad virtual”. Tengo muy claro que todos somos diferentes y libres de definir qué es lo que nos gusta y lo que no, pero considero que vale la pena hacer el esfuerzo de ver un poco más allá y tomar una actitud más crítica frente a lo que vemos en internet.

Foto tomada de Unsplash

Referencias
  • Bustos, F. (2020). Influenciadores: ¿Quiénes son y qué hacen?. Septiembre 19, 2020, de Revista P&M

  • Dinero. (2018). Influenciadores en redes sociales: ¿una nueva burbuja?. Septiembre 19, 2020, de Dinero

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¿Qué hay detrás de nuestras decisiones de compra? La historia de los sellos de certificación

¿Qué hay detrás de nuestras decisiones de compra? La historia de los sellos de certificación

Con frecuencia, pensamos que nuestras decisiones de compra poco tienen que ver con la crisis ambiental y social que estamos viviendo y, algunos no dudan en compartir las cadenas de WhatsApp o cualquier otra aplicación, cuando de criticar al gobierno de turno se trata…

Pero ¿será que nuestros hábitos de consumo son tan benévolos como creemos? o ¿acaso cuando compramos un producto “x” no estamos apoyando directa o indirectamente prácticas relacionadas con su producción? Pues bien, la idea de este artículo es poner sobre la mesa puntos importantes alrededor de esta temática para que cada uno saque sus propias conclusiones. ¡Comencemos!

La industria de los alimentos

En el caso de los alimentos, está claro que las motivaciones para consumir y/o comprar un producto son variadas, pero la influencia de la cultura y la religión actúan de forma decisiva para determinar los hábitos y preferencias alimentarias de los consumidores que, de forma general, lo que esperan es comprar productos inocuos (Conte et al., 2014; Morin y Lees, 2018), es decir libres de patógenos que puedan comprometer su salud. Sin embargo, uno de los mayores retos de esta industria es cumplir con unas normas básicas que garanticen la calidad de sus productos y, esto es una obligación no relacionada con los volúmenes de producción (Fernández y Quiñonez, 2013).

La pobreza y la relación con el hambre

Ahora bien, uno de los mayores problemas del sistema productivo actual ha radicado en la velocidad de crecimiento de la población humana, lo cual ha generado que la ONU, en su agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente en el segundo, hambre cero, enfatice en la necesidad inminente de garantizar la oferta de proteína de origen animal.

Para organizaciones como la FAO, el hambre es una manifestación clara de pobreza (FAO, 2002) y es bajo este lineamiento que en el caso de la pesca, la acuicultura se ha venido consolidando como una industria para mejorar la oferta de proteína a partir de productos derivados del mar.

Certificaciones y sellos en acuicultura

Es entonces en el caso específico de los productos pesqueros, que el consumo responsable se plantea como la necesidad creciente de un nuevo modelo de producción en el que términos como la sostenibilidad ambiental, la responsabilidad social y el bienestar animal no sean conceptos “de moda” sino los ejes fundamentales de su quehacer. Para esto, en acuicultura, que es la crianza de diferentes especies de peces para consumo humano, se han desarrollado algunas certificaciones que avalan que este pescado provenga de empresas en donde se le dé prioridad a cualquiera de los tres aspectos mencionados anteriormente.

Por ejemplo, si un consumidor compra en una empresa que esté certificada con la norma GLOBALG.A.P., FOS, ASC o BAP tendrá la certeza que los empleados de estas corporaciones son tratados bajo condiciones laborales dignas y justas, además de que ahí se interesan por el impacto ambiental ocasionado y derivado de la crianza de los peces. Y, en el caso específico de la norma RSPCA, enfocada netamente en el bienestar de los peces de granja, sabrán que son animales que han sido criados con estrictos estándares en esa área; de hecho, el 70% del salmón que se consume en el Reino Unido está certificado con esta norma, lo cual redunda en la mejora de sus condiciones de crianza (Roque et al., 2020).

Foto tomada por: Paul Einerhand (Unsplash)

Y ¿en la pesca?

En el caso de la pesca, el sello azul MSC (del inglés Marine Stewardship Council) permite que los consumidores tengan tranquilidad al saber que el pescado o los mariscos que compran provienen de pesquerías en donde NO se realiza sobrepesca, actividad bastante común en la pesca de individuos en vida libre. Además, garantiza que los lugares de donde se obtuvo el producto disminuyen el impacto sobre el ecosistema y, por último, que son actividades pesqueras que cumplen con las normativas (MSC, s.f.).

En resumen, cuando un producto, sea un alimento, una prenda de ropa o una joya, venga acompañada de un sello o una certificación, es bueno leer e indagar de qué se trata, pues éstos suelen contar una historia. Una historia de ese proceso de producción que no vemos pero que terminamos apoyando cuando decidimos comprar el producto y dejar nuestro dinero en un lado o en otro, de eso se trata ser un consumidor responsable…

Referencias
  • Conte, F., Passantino, A., Longo, S., & Voslářová, E. (2014). Consumers’ Attitude Towards Fish Meat. Italian Journal of Food Safety, 3(3).

  • Morin, J.-F., & Lees, M. (Eds.). (2018). FoodIntegrity Handbook: A guide to food authenticity issues and analytical solutions (1st ed.). Eurofins Analytics France.

  • Fernández, J. A., & Quiñónez, J. de J. (2003). Diseño del sistema HACCP para el proceso de producción de carne bovina para consumo. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias, 16(1), 46–62.

  • FAO. (2002). La reducción de la pobreza y el hambre: la función fundamental de la financiación de la alimentación, la agricultura y el desarrollo rural. Abril 25, 2021, de FAO.

  • Roque, A., Castanheira, Toffan, Arechavala-Lopez, Brun, Vilarroel, Gisbert, Mylonas, Muniesa, Estevez, Dalmau, & Basurco. (2020). Report on fish welfare and list of operational welfare indicators in sea bream. Deliverable 4.5 of the Horizon 2020 project MedAID (GA number 727315).

  • MSC. (s.f). ¿Qué significa el sello azul de MSC? abril 26, 2021, de MSC

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Expansión de la frontera agrícola y zoonosis

Expansión de la frontera agrícola y zoonosis

Plantaciones de maíz en La Playona, Chocó. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Se sabe que el crecimiento de la población humana a lo largo de las últimas décadas ha hecho necesaria la adopción de técnicas de producción poco sostenibles, con el fin de obtener más recursos y suplir las necesidades de una sociedad cada vez más consumista.

Esto ha llevado a que los seres humanos tengamos que expandir nuestras fronteras hacia lugares donde antes reinaba únicamente la naturaleza; lo cual no solo ha generado consecuencias negativas sobre los ecosistemas, sino también sobre las poblaciones adyacentes y, eventualmente, sobre nuestra especie en general. (Ver El crecimiento poblacional, los requerimientos proteicos y las cadenas de suministro)

¿Cuál es el problema?

En términos técnicos, cuando hablamos de la expansión de nuestras fronteras, hacemos referencia a la denominada “frontera agrícola”, un límite que separa las tierras usadas para cultivos o explotaciones pecuarias de las áreas donde dichas actividades no son realizadas o permitidas. En Colombia por ejemplo, el área de dicha frontera está calculada en 36 ‘685.402 hectáreas, lo que significa que en el 32,2% del territorio continental del país se pueden desarrollar actividades agropecuarias sin restricciones (MADR-UPRA, 2017). No obstante, a pesar de que estos límites están aparentemente bien definidos, la realidad demuestra lo contrario, ya que en muchos casos las actividades humanas alcanzan a adentrarse en zonas protegidas donde teóricamente no están permitidas. Nosotras mismas hemos visto plantaciones y potreros en zonas del Chocó biogeográfico, más específicamente en plena Región del Darién, una de las zonas selváticas más biodiversas, importantes y protegidas del país (Fundación Darién, s.f). (Ver Colombia: País megadiverso) Como es de suponer, estas situaciones no se dan únicamente en Colombia, sino también en muchos países alrededor del mundo, ocasionando una pérdida incalculable de biodiversidad y representando riesgos importantes relacionados con la aparición de enfermedades.

Cuando se expande la frontera agrícola a través de la deforestación, las poblaciones responsables empiezan a tener contactos cada vez más estrechos con todas las formas de vida que originalmente se dan en los ecosistemas intervenidos. Dichos contactos predisponen a la aparición de zoonosis, que son enfermedades infecciosas transmitidas de los animales vertebrados al hombre, ya sea por contacto directo, indirecto o por la intervención de vectores como los mosquitos. En muchos casos este tipo de infecciones pueden generar cuadros de enfermedad muy graves en las personas que las padecen, representar problemáticas para la salud pública y/o causar pérdidas económicas importantes tanto para los sistemas de salud como para las personas afectadas y sus familias (Ministerio de Salud y Protección Social, s.f; UICN, 2020).

Foto tomada por: Manuela EcheverriPlantaciones de maíz en La Playona, Chocó. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Algunas zoonosis que han sido consecuencia de esta problemática

Para ponernos en contexto sobre la importancia real de este tipo de enfermedades, pondremos como ejemplo al COVID-19, virus causante de la pandemia que en los últimos meses ha generado millones de muertes y ha tenido al mundo entero bajo situaciones críticas tanto a nivel de salud pública como de emergencia social y económica. (Ver Rol del médico veterinario durante la pandemia) De su origen, se ha establecido que es un virus zoonótico y que está genéticamente muy relacionado con otros coronavirus que infectan de forma natural a ciertas especies de murciélagos en Asia (Morens et al., 2020). Otro ejemplo de una zoonosis con brotes recientes que han acaparado la atención del mundo entero es el virus del Ébola, que en los años 2014 y 2015, provocó la muerte de alrededor de 11.000 personas en países de África Occidental y que fue declarado por la OMS como emergencia de salud pública y de interés internacional. Además, se cree que este virus también tiene su origen en ciertas especies de murciélagos frugívoros, pero su contagio se da por el contacto con personas o animales silvestres infectados vivos o muertos (Magraner, 2020; OMS, 2020).

Adicional a los dos ejemplos anteriores, existen muchas otras zoonosis de interés que aunque no han sido tan mediáticas, sí han causado problemáticas importantes a nivel local y regional. Una de ellas es la leishmaniosis, una parasitosis que se transmite al hombre por la picadura de un insecto y que se ha relacionado con zonas de deforestación debido a la alteración ecosistémica y a la alta concentración de animales silvestres potencialmente infectados que quedan en “las islas de selva” cada vez más cercanas a asentamientos humanos. Por poner un ejemplo, en Argentina se pasó de tener 40 casos de leishmaniosis al año en la década de 1950, a alcanzar los 1.400 casos en años epidémicos y los 400 en años inter-epidémicos desde 1980, logrando la categoría de una enfermedad re-emergente, es decir aquella que se consideraba controlada y en los últimos años ha aumentado hasta significar una amenaza sanitaria (Joensen, 2011).

¿Quiénes son los principales afectados?

Si algo tienen en común las patologías mencionadas anteriormente es que se dan inicialmente en pobladores del campo, personas que están en contacto directo y estrecho con animales domésticos y eventualmente con la fauna silvestre que ha sido desplazada de su hábitat natural. Asimismo, no es un secreto para nadie que la mayor parte de estas comunidades rurales no tienen el mismo acceso a recursos económicos, sanitarios y educativos que tenemos en las ciudades, lo que los convierte en personas más susceptibles a presentar deficiencias nutricionales e inmunológicas y por ende a contraer infecciones y desarrollar enfermedades graves o incluso mortales. Del mismo modo, la migración constante de personas del campo a la ciudad trae consigo el desplazamiento de agentes patógenos y la instalación de los mismos en centros urbanos y periurbanos, significando que las enfermedades que antes eran sólo de la selva, ahora son también de la ciudad (Joensen, 2011).

Como podemos ver, el incremento de las actividades humanas sobre zonas antes reservadas para la naturaleza conlleva riesgos para todos, por lo cual vale la pena reconsiderar nuestro actuar y propender por un desarrollo sostenible que garantice, o por lo menos trate, de ser más respetuoso con el medio ambiente y todos sus habitantes. ¡Es tiempo de no seguir mirando para otro lado mientras el Amazonas sigue ardiendo!

Referencias
  • Fundación Darién. (s.f). El Darién Colombiano. Agosto 20, 2020, de Fundación Darién

  • Joensen, L. (2011). Zoonosis, salud pública y el avance de la frontera agropecuaria. Agosto 18, 2020, de Ecoportal

  • Magraner, X. (2020, julio 23). Desigualdad, el principal obstáculo para combatir el ébola. La Vanguardia.

  • Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural Agropecuario MADR, Unidad de Planificación Rural Agropecuaria UPRA. (2017). Identificación General de la Frontera Agrícola en Colombia.

  • Ministerio de Salud y Protección Social. (s.f). Zoonosis. Agosto 19, 2020, de Ministerio de Salud y Protección Social

  • Morens, D., Breman, J., Calisher, C., Doherty, P., Hahn, B., Keusch, G., Kramer, L., LeDuc, J., Monath, T., Taubenberger, J. (2020). The Origin of COVID-19 and Why It Matters. The American Society of Tropical Medicine and Hygiene, 0, pp. 1-5.

  • OMS. (2020). Enfermedad por el virus del Ebola. Agosto 20, 2020, de Organización Mundial de la Salud

  • UICN. (2020). Declaración de la UICN sobre la pandemia de COVID-19. Agosto 22, 2020, de UICN
Si vas a citar este artículo:

Vélez, M. (Septiembre 14, 2020). Expansión de la frontera agrícola y zoonosis. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/problematicas-actuales/expansion-de-la-frontera-agricola-y-zoonosis

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Problemáticas actuales

El crecimiento poblacional, los requerimientos proteicos y las cadenas de suministro

El crecimiento poblacional, los requerimientos proteicos y las cadenas de suministro

Foto tomada en un Mercado de Lima, Perú por Manuela Echeverri

A lo largo de la historia de la humanidad, ha existido una premisa básica que se ha repetido período tras período: la búsqueda y selección de alimentos destinados a resolver el problema del hambre (Díaz et al.,2014)

En este lineamiento, en que se han planteado preguntas como por ejemplo: ¿cómo seleccionar los recursos en función de sus aportes nutricionales?, ¿Cómo mejorar los medios de producción para incrementar las cantidades obtenidas?, ¿de qué forma se podría optimizar el aprovechamiento del mar?

Actualmente, una situación que la mayoría de las profesiones reconoce es el aumento continuo de la población humana, lo cual ha llevado a la aparición de problemáticas, entre las que se destaca la insuficiencia de recursos alimentarios, especialmente de tipo proteico.

La FAO y sus estimaciones

Según las proyecciones realizadas por la FAO, para el 2050 el crecimiento de la población humana estará cercano a los 9 mil millones de habitantes, lo cual supondrá que la producción de los alimentos deberá ser incrementada en un 70% (Betancur et at., 2018).

¿Qué se necesita para aumentar la producción?

En un contexto general, los tres elementos principales mediante los cuales se podrá lograr o no ese incremento en la producción, serán: la disponibilidad de tierras, agua y tecnología, y claramente, la propiedad sobre esos recursos. Con respecto al primer elemento, sólo hay tierras disponibles en algunos países de América Latina y de África Subsahariana; por el contrario, y ante la ausencia de éste, en otras naciones como las del norte de África y algunas asiáticas se está recurriendo al mejoramiento de las prácticas intensivas de producción (FAO, 2002).

 

Foto tomada por: Manuela Echeverri

¿Qué se necesita para aumentar la producción?

En un contexto general, los tres elementos principales mediante los cuales se podrá lograr o no ese incremento en la producción, serán: la disponibilidad de tierras, agua y tecnología, y claramente, la propiedad sobre esos recursos. Con respecto al primer elemento, sólo hay tierras disponibles en algunos países de América Latina y de África Subsahariana; por el contrario, y ante la ausencia de éste, en otras naciones como las del norte de África y algunas asiáticas se está recurriendo al mejoramiento de las prácticas intensivas de producción (FAO, 2002).

¿Qué se entiende por seguridad alimentaria?

En un contexto amplio, el concepto de seguridad alimentaria es multidimensional ya que abarca aspectos como: la disponibilidad de los alimentos, entendida como que debe haber suficiente cantidad para satisfacer la demanda, el acceso y la estabilidad, aludiendo a, por un lado, la utilización netamente biológica del recurso y por otro, a que ni siquiera las etapas de crisis podrán poner en peligro el derecho a disponer de los alimentos adecuados (Díaz et al.,2014)

Calidad e inocuidad

En este orden de ideas, es importante mencionar que la producción de los alimentos debe cumplir con unas normas básicas que aseguren su calidad e inocuidad y, esto debe ser una obligación no relacionada con los volúmenes de producción. En este sentido, la calidad puede ser valorada en términos como las características organolépticas (Díaz et al., 2014). Además, existen varios sistemas para asegurar su calidad sanitaria como: las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), los Puntos Críticos de Control (HACCP) y los Procedimientos Operativos Estandarizados de Sanitización (POES) (FAO, 2001).

Enfermedades Transmitidas por Alimentos y otras consecuencias del aumento de la producción alimentaria

Todo lo anterior es de gran importancia debido a que ya es ampliamente conocido que se han presentado brotes relacionados con Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA’s), en donde los patógenos comúnmente aislados son bacterias del tipo Gram negativas como la Salmonella sp., la E. coli y el Campylobacter sp. En cuanto a la Escherichia coli, la cepa 0157:H7 es una de las más peligrosas puesto que es capaz de producir diarreas de tipo hemorrágico (CDC, 2018). También se ha reportado la infección por parásitos como el Toxoplasma gondii, la Taenia solium y el Clonorchis sinensis, además de las aflatoxinas y el cianuro (OMS, 2015). En Estados Unidos, por ejemplo, se han llegado a estimar 76 millones de casos anuales relacionados con este tipo de intoxicaciones lo cual supone 325.000 hospitalizaciones y 5.000 fallecimientos (Alerte et al., 2012). Esto demuestra que la trazabilidad en la producción alimentaria es un asunto crítico y que el manejo industrial que se le está dando a los alimentos puede producir contaminaciones cruzadas con todo tipo de patógenos.

Ante casos donde los aislamientos de microorganismos como los anteriormente descritos son confirmados, vale la pena formularse una serie de preguntas como ¿cuáles son esos pasos que se han tenido que dar para que cada consumidor pueda satisfacer sus caprichos continuos?, ¿cuál es el precio desde el punto de vista social, ecosistémico y de bienestar animal al que se está recurriendo para garantizar el aumento de la producción? (Ver Expansión de la frontera agrícola y zoonosis).

Una primer respuesta sería tratar de recordar que, con la revolución industrial y la aparición de nuevas tecnologías la producción en serie se adueñó de la mayoría de procesos productivos (FAO & Garzía, M, 2004), lo que llevó a que una gran variedad de empresas buscaran a como diera lugar aumentar sus producciones y el margen de rentabilidad, recurriendo a prácticas como mentir frente a lo que ofrecen y cobran, generando una profunda desconfianza entre los consumidores y a que este tipo de prácticas se tipifiquen como delitos alimentarios (López, 2016). Pero tampoco se puede desconocer que el problema no solo radica en la producción en serie y la falta de control sanitario, sino en la necesidad inminente de erradicar el hambre, y es justo ahí donde está la complejidad del asunto…

Referencias
  • Díaz, L. Tarifa, P. Olivera, S. Gerje, F. Benítez, M & Écoli, P. (2014). Alimentos: historia, presente y futuro. Escritura en Ciencias: Docentes aprendiendo en red.

  • Betancur, C. Yepes & E. Jaramillo, A. (2018). Estudio sobre Bioeconomía. Como fuentes de nuevas industrias basadas en el capital natural de Colombia fase II. 25 de julio de 2020, de DNP

  • FAO. (2002). Agricultura Mundial. 25 de julio de 2020, de FAO

  • FAO. (2001). Aplicación de las normas del Codex Alimentarius. Informe del Alimentaria Nacional y procedimientos para su armonización con las normas del codex. 25 de julio de 2020, de FAO

  • Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades. (2018). Microbios y Enfermedades Transmitidas por los Alimentos. 25 de julio de 2020, de CDC

  • OMS, Grupo de Referencia sobre Epidemiología de la Carga de Morbilidad de Transmisión Alimentaria (FERG) . (2015). Estimaciones de la OMS sobre la carga mundial de enfermedades de transmisión alimentaria. 25 de julio de 2020, de World Health Organization.
  • Alerte, S. Díaz, J. Vollaire, J. Espinoza, ME. Solari, V. Cerda, J & Torres, M. (2012). Brotes de enfermedades transmitidas por alimentos y agua en la Región Metropolitana, Chile (2005-2010). Revista chilena de infectología, 29(1), 26-31

  • FAO & Garzía, M. (2004). El sector agrícola y el crecimiento económico. 25 de julio de 2020, de FAO

  • López, L. (2016). ¿Qué es y cuáles son las consecuencias del fraude alimentario? 25 de julio de 2020, de lexaina
Si vas a citar este artículo:

Echeverri, M. (Septiembre 13, 2020). El crecimiento poblacional, los requerimientos proteicos y las cadenas de suministro. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/problematicas-actuales/el-crecimiento-poblacional-los-requerimientos-proteicos-y-las-cadenas-de-suministro

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¿Qué amenazas están enfrentando las ballenas?

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Problemáticas actuales

Colombia, un contenido especial sobre lo que estamos viviendo

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Como ustedes saben, el propósito de este blog es generar conversaciones sobre temas relacionados con la medicina veterinaria y, en medio de la situación que ha surgido en nuestro país, Colombia, no podemos hacernos las de la “vista gorda” y seguir como si nada.

Es por esta razón que decidimos escribir un contenido especial, un contenido que desde el respeto refleje la preocupación sobre lo que está sucediendo en nuestra casa, pues independientemente del país en el que ahora alguna de nosotras resida, el pensamiento y corazón está anclado al lugar en el que se desarrolló gran parte de la vida.

28 de abril

Seguramente, si hemos seguido de cerca las movilizaciones del paro nacional, entenderemos que esta fecha ha marcado un vuelco importante en lo que ha pasado últimamente en Colombia. Para ese entonces, muchas personas marcharon en diferentes ciudades en señal de protesta contra la reforma tributaria que estaba siendo impulsada por el actual gobierno y por supuesto, tras revisar la que sería la reforma, es de entender el descontento colectivo, pues ésta contemplaba numerosos puntos que ponían los nervios de punta y hacían tambalear el presupuesto y la estabilidad de un hogar.

No obstante, si bien el punto principal de la protesta era la reforma tributaria, parte del descontento de los marchantes viene desde tiempo atrás y tiene que ver con situaciones complejas que han venido desangrando nuestro territorio desde hace décadas: la corrupción, la desigualdad, el asesinato de líderes sociales y ambientales, entre otras.

¿Qué pasó en Cali?

A pesar de que en su gran mayoría las manifestaciones se dieron de forma pacífica y respetando el derecho fundamental a la protesta, en algunas ciudades como Cali éstas se salieron de control y se tornaron violentas.

Yo tuve la oportunidad de estar allí durante todos esos días y recuerdo que desde el 27 de abril en horas de la tarde ya se notaba la tensión en las calles, había obstrucción del paso vehicular en algunas vías y el daño a la infraestructura pública también era evidente. A partir de ese momento, y tras la manifestación del 28 de abril, se hizo una jornada de cacerolazos a la 8 pm por varios días, amenizada por las notas del himno nacional, hasta que el presidente informó que la reforma no seguiría adelante. Sin embargo, después de eso las manifestaciones continuaron y lo más preocupante, la ciudad terminó bloqueada y, como muchas otras ciudades del país, en medio de una confrontación muchas veces violenta.

Pero ¿por qué tanta preocupación con los bloqueos en Cali?

A pesar de que entendemos los motivos, la situación es realmente preocupante, pues al bloquear la ciudad y no permitir la libre circulación de los vehículos no sólo se generó un pánico colectivo entre los habitantes de la ciudad, sino que la entrada de alimentos y medicamentos se vio entorpecida a tal punto que se habló de desabastecimiento de frutas, verduras, proteína y combustible.

Bueno, pero y eso del desabastecimiento ¿es grave?

Que los alimentos no pudieran llegar hasta el consumidor final, lejos de lamentable, es preocupante, porque aunque no lo parezca, esto también viola nuestros derechos. Para resumir: “El hambre perpetúa la pobreza al impedir que las personas desarrollen sus potencialidades y contribuyan al progreso de sus sociedades” (Annan, 2002). Además, poner en peligro la seguridad alimentaria y restringir la movilidad por diferentes medios es una forma clara de violencia y, lo más grave es que es una situación que termina afectando a cualquier persona, indistintamente de su cuenta bancaria o el barrio en el que viva.

Adicionalmente, al estar restringida la movilidad y no disponer del abastecimiento normal de alimentos, combustible y en algunos casos, materias primas, muchas empresas han tenido que variar la forma en que venían funcionando, generando un impacto negativo en sus ventas. A grandes rasgos esto se traduce en mayores dificultades para seguir operando y pagando el salario de sus empleados, pues no hay que olvidar que en el contexto actual en el que nos encontramos, de una pandemia, para las empresas privadas ha sido un reto mayúsculo seguir operando con la mayor normalidad posible.

La violencia en diferentes formas

Entendemos que, para ser violentos no hay que sostener un arma, golpear a alguien, vestir un uniforme o una capucha. Los comportamientos violentos pueden expresarse de diferentes formas; por ejemplo, actualmente basta con acceder a las redes sociales para verlas inundadas de insultos y comentarios rudos y despiadados. Ahora el que piensa y siente diferente es un “vendido”, “un corrupto”, “un vándalo”, “un ignorante”, “un izqui…”, “un uribi…”, “un petri…”. Mejor dicho, las redes pasaron a convertirse en el campo de batalla digital y la cloaca colectiva de todos los bandos, pues la confrontación que se ha observado en las calles se ha trasladado al escenario digital.

Para algunos, los policías y demás oficiales son los responsables del incremento en la violencia en las últimas semanas, pues éstos personifican los mayores escándalos de brutalidad y exceso de poder, y para otros, han sido las personas del común las que, en medio de las manifestaciones, han desvirtuado el objetivo real de la protesta y han herido y atentado contra la fuerza pública. Este escenario lo único que ha hecho es aumentar la división ideológica y la agresión física y/o verbal, pero ¿valdrá la pena seguir perpetuando la estigmatización entre unos y otros?, suficiente tenemos con llevar años cargando la herencia que nos dejaron figuras producto del narcotráfico y que hacen que en el extranjero el nombre de Colombia siga asociándose a este tipo de prácticas. Es verdad que, históricamente, han existido abusos de la policía, pero por esa razón no podemos generalizar y afirmar que “todos son malos” y en el caso de los manifestantes, claro, la protesta es un derecho, pero la agresión a otras personas y el daño a los bienes públicos, no debe ser tolerado, ni siquiera en el marco de una protesta.

Responsabilidad individual

Valga aclarar que, en este espacio, somos fieles creyentes de que más allá de la culpa que le solemos adjudicar a nuestros gobernantes, como personas del común también podemos y debemos aportar. Así como algunos dicen, la corrupción es como un cáncer, y nos enferma a todos. Cuando no queremos pagarle completo el valor del mercado a la vendedora de la plaza, cuando sabemos que cometimos una infracción de tránsito pero pretendemos pagarle al “azul” para que nos deje ir, cuando entregamos en un almacén un billete que sabemos que es falso, cuando compramos productos que tenemos claro que tienen un origen ilegal, cuando abrimos un paquete de mecato en el supermercado, nos lo comemos y nos vamos sin pagarlo o cuando nos saltamos el torniquete del Metro, estamos actuando de manera deshonesta y corrupta. Y aunque es cierto que no nos estamos robando millones de pesos como otros, sí estamos representando esa frase tan característica de nuestra cultura que dice “el vivo vive del bobo”.

Lo que se puede hacer

Primero, si quiere compartir información del paro nacional y apoyar las marchas, adelante, es completamente entendible y está en su derecho, pero por favor, no agreda verbalmente a las personas que piensan diferente. ¡Cada quien es libre de elegir! Además, si observa que durante las marchas están actuando de forma que otras personas y los bienes públicos se afecten, no participe de eso, pues creemos que haciendo esto se desvirtúa el objetivo de la protesta. Segundo, si va a compartir información, asegúrese de que sea de una fuente confiable, pues ¿para qué contribuir al caos de la desinformación compartiendo noticias falsas? Y tercero, vote, hágalo por quien usted crea que puede brindar soluciones y no más disyuntivas, pero ¡por favor vote!

¿Y nosotras?

Desde acá creemos que la violencia no es la forma de tramitar ni de solucionar los asuntos, por eso rechazamos rotundamente cualquiera de sus manifestaciones, venga del bando que venga.

Entendemos que somos un país mestizo, donde aquejan males como la minería ilegal, esa que está vertiendo mercurio y otros metales pesados a nuestros ríos y que se están bioacumulando en diversas especies de agua dulce; un país donde los vacíos legales y la complejidad geográfica del territorio hace que numerosas especies silvestres sean presas fáciles del tráfico ilegal; un lugar en el que retomar o no los regadíos aéreos con el glifosato representa una decisión sumamente compleja desde el punto de vista de la seguridad alimentaria para algunas comunidades indígenas y la salud de animales silvestres; un lugar diverso en el que la tala ilegal de madera, especialmente en el Amazonas, comparada con todo lo demás que pasa a nivel económico y social, parece un problema menor… Desafortunadamente somos un país hermoso, pero donde el dolor nos ha dividido y todavía lo sigue haciendo…

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La globalización y el control de enfermedades

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Foto tomada por Manuela Echeverri en el counter de Avianca, Aeropuerto José María Córdoba

Seguramente, la palabra globalización es una de esas tantas cosas que se han cruzado en tus temas de conversación y que, a veces, no le has dado el sentido que supone en lo referente a la aparición y control de algunas enfermedades. Si es así, te invitamos a que revisemos la relación entre un evento y otro.
¿Qué es la globalización?

La globalización es un proceso de integración económica entre países, lo que hace que se genere un gran movimiento de bienes, servicios y capitales (Quiroa, 2018). Además, una de sus consecuencias es la reorganización de los sistemas productivos de cada nación con el fin de abastecer el comercio internacional (OMC, 1995) siendo uno de los efectos visibles más básicos poder ir al supermercado y adquirir productos que hacen parte de la gastronomía de otro país; incluso, que comprar ropa sea una experiencia casi multicultural, ya que todos nos hemos llevado sorpresas cuando en la etiqueta de fabricación de ese jean o camisa se puede leer un “made in…” a muchos kilómetros de distancia de donde hemos efectuado la compra.

Ahora bien, que la globalización sea un evento económico, para muchos está claro, pero al favorecerse la comunicación entre países, sus acuerdos comerciales no sólo han incentivado el movimiento de mercancías, sino de personas y animales de compañía (Council of Europe, 2017), pero ¿qué hay detrás de esos desplazamientos?

Los primeros desplazamientos

Para iniciar, hay que recordar que uno de los primeros movimientos de grandes cantidades de personas se dio con el descubrimiento de América (Villamil et al., 2008) y tras mucho debate se ha llegado a decir que, los españoles trajeron al continente enfermedades como la viruela y el sarampión y se encontraron expuestos a diferentes parásitos y a la sífilis. Claro, tampoco podemos olvidar el intenso tráfico de esclavos negros procedentes de África que a su vez, eran sacados de sus tierras en las que también había una determinada influencia de enfermedades, principalmente protozoarias (García, 2012). Todo esto llevó a que se generara un gran número de muertes a causa de virus, bacterias y parásitos, incluso hay quienes dicen que más que aquellas generadas por armas y que ésta fue una situación determinante para el éxito de la conquista de los españoles (García, 2012).

Foto tomada por: Manuela Echeverri

Entonces, si esto fue un factor determinante para que la historia se cuente tal y como la conocemos ¿qué pasa actualmente?, ¿los microorganismos siguen moviéndose de un lugar a otro “acompañando” a viajeros humanos y animales? La respuesta a grandes rasgos es sí. De hecho, y como en este momento es más fácil viajar que en otras épocas, por lo menos lo es si nos comparamos con nuestros abuelos, se llegó a la necesidad de definir conceptos como “estados zoosanitarios”, “endémico” y “vector”. Sin querer explicar a fondo pues no es nuestra finalidad, además creemos que hay personas como epidemiólogos, parasitólogos o salubristas que han hecho grandes contribuciones al respecto, queremos exponer que el primero, es la situación de un país respecto a enfermedades específicas de los animales (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, 2017), el segundo, según la RAE hace referencia a algo propio de alguna zona o región (RAE, 2019) y los vectores son animales que se encargan de transmitir patógenos, la mayoría parásitos, de personas infectadas a sanas, desencadenando la aparición de enfermedades (OMS, 2014).

Requisitos para viajar

Es por esta razón que, muchas veces hemos tenido que revisar los requisitos en temas de vacunación antes de realizar un viaje a nivel nacional o internacional; por ejemplo, nosotras hemos tenido la experiencia de que para algunas zonas de Perú, e incluso regiones al interior de Colombia hemos tenido que aplicarnos la vacuna de la fiebre amarilla, todo esto obedeciendo a razones como que en esas áreas esta enfermedad es endémica, o se presenta frecuentemente, y en nuestra ciudad no. (Ver Expansión de la frontera agrícola y zoonosis)

Adicionalmente, esto también ha llevado a que se diseñen protocolos sanitarios para que los animales de compañía puedan viajar junto a sus propietarios disminuyendo el riesgo de que estén enfermos y que puedan alterar el estado zoosanitario del país al que quieran ser ingresados. En el caso de los caninos, la rabia es uno de los virus más importantes a ser controlados, para lo cual se debe certificar la aplicación de la vacuna y se deben medir los títulos de anticuerpos (lo cual se realiza mediante una prueba de sangre en donde, en palabras simples, se determina si el perro tiene un buen nivel de defensas contra el virus) pero ¿qué pasa cuando ingresan animales o personas enfermas a algún país?
Estados zoosanitarios y aparición de brotes
Para dar respuesta a estas preguntas hablaremos de los brotes de fiebre aftosa en bovinos presentados en Colombia en el 2017 que tras haber logrado la certificación de “país libre de aftosa” comenzó a registrar casos de bovinos enfermos en zonas como Arauca, Norte de Santander y Cundinamarca (Fonseca, 2018). Según los reportes, esta situación se originó debido al ingreso de ganado procedente de Venezuela que no cumplía con la vacunación requerida. En este escenario, muy posiblemente, algunos de estos animales ingresaron al país estando enfermos y se encargaron de enfermar a muchos otros con los cuales entraron en contacto (Ganadería, 2017) desencadenando la aparición de los brotes, que Colombia perdiera su certificación y se detuviera el comercio internacional de la carne de esta especie.
En conclusión, ingresar animales enfermos a un país puede tener consecuencias dramáticas no sólo a nivel de la salud individual sino de la salud pública, reflejándose en la pérdida de los estados zoosanitarios lo cual tiene repercusiones económicas serias. En el caso de las personas, la contingencia actual del COVID-19, ha puesto de manifiesto que la lucha contra los microorganismos es una batalla invisible, pero no por eso menos importante; por el contrario, a veces luchar contra algo que no vemos genera reacciones como la negación de su existencia haciendo mucho más difícil su control!
Referencias
  • Quiroa, M. (2018). Globalización. 5 de agosto de 2020, de Economipedia. Haciendo fácil la economía.
    Ir a sitio web
  • OMC. (1995). La globalización y la OMC:los argumentos en favor de la liberación del comercio. 4 de agosto de 2020 , de OMC.
    Ir a sitio web
  • Council of Europe. (2017). La globalización. 4 de agosto de 2020 , de COMPASS: Manual de Educación en los Derechos Humanos con Jóvenes.
    Ir a sitio web
  • Villamil, LC. Romero, JR. Cediel, N. (2008). La salud animal y la globalización. El desafío de políticas sostenibles y equitativas en el contexto de los países en desarrollo. Revista de Medicina Veterinaria, 15, pp.77-94.
  • García, G. (2012). La viruela y el sarampión fueron perfectos aliados en el éxito de conquista española de América. 5 de agosto de 2020, de SINC.
    Ir a sitio web
  • Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. (2017). ¿A qué nos referimos con estatus sanitario?. 5 de agosto de 2020, de Gobierno de México.
    Ir a sitio web.
  • RAE. (2019). Endémico. 5 de agosto de 2020, de Real Academia Española.
    Sitio web: https://dle.rae.es/end%C3%A9mico
  • OMS. (2014). Campañas mundiales de salud pública de la OMS. 5 de agosto de 2020, de OMS.
    Ir a sitio web
  • Fonseca, P. (2018). Fiebre aftosa en Colombia: una lucha de más de medio siglo. 5 de agosto de 2020, de Contexto ganadero.
    Ir a sitio web
  • Ganadería. (2017). OIE restituye a Colombia el estatus de país libre de aftosa con vacunación. 5 de agosto de 2020, de DINERO.
    Ir a sitio web
Si vas a citar este artículo:

Echeverri, M. (Septiembre 12, 2020). La globalización y el control de enfermedades. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/problematicas-actuales/la-globalizacion-y-el-control-de-enfermedades

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