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Medicina veterinaria y temas afines | ✎ blog@mapaanimal.com

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Retos de la veterinaria

Campo de acción profesional

Campo de acción profesional

Como es bien sabido, el inicio de la medicina veterinaria estuvo ligado a procesos de curandería y magia y porqué no decirlo, al tratamiento de patologías y eventos en humanos como la atención de partos y la certificación de decesos (Gómez et al., 2004)

No obstante, el ejercicio de cada disciplina fue evolucionando hasta definir claramente su área de aplicación y sus diferencias con otras ciencias, y fue en este proceso cómo se llegó al fenómeno conocido como “la especialización del conocimiento” el cual ha puesto de manifiesto una gran ambigüedad: el saber mucho de una temática específica nos lleva, en gran medida, a desconocer todo lo demás (Pérez, 2020).

La medicina veterinaria en la actualidad

Actualmente, el ejercicio de la medicina veterinaria ofrece un espectro amplio de posibilidades y en el que con más frecuencia del que se quisiera sucede el fenómeno antes descrito. Por un lado, están los que ejercen cuidando la sanidad y el bienestar de las pequeñas especies; es decir, los perros y gatos y que suelen abrir sus consultorios y/o clínicas con atención de 12 o 24 horas, brindando servicios de consultas, hospitalización, cirugía, imagenología, pruebas de laboratorio entre otras cosas. De otro lado, están los que prefieren dedicarse a las grandes especies, como los bovinos o los equinos. Con los primeros, hay quienes realizan asistencia técnica visitando predios asociados a la empresa con la cual estén trabajando, o hay otros que de forma independiente, se encargan de manejar los parámetros productivos y reproductivos de las ganaderías para lo cual programan visitas periódicas al hato. En el caso de los equinos, muchos se han dedicado a aplicar grandes conocimientos de medicina interna para poder atender urgencias como cólicos, cojeras y dificultades en el parto. En adición, están los que prefieren trabajar en grandes producciones de aves de postura o engorde, o en granjas de cerdos, vigilando muy de cerca sus parámetros sanitarios.

Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

Foto tomada por: Juan Carlos Toro

Un menú con más opciones...

Ahora bien, es importante aclarar que el perfil del médico veterinario actual no es sólo el de aquel que atiende “las especies tradicionales” como los perros, gatos, vacas o caballos. No hay nada de malo en ello; por el contrario, lo interesante de esta profesión es su diversidad, por eso la invitación es a ampliar el menú y a construir un rol mucho más completo. En este orden de ideas, actualmente hay veterinarios dedicados a estudiar el comportamiento de los animales, principalmente en felinos domésticos y caninos, a los que se les conoce como etólogos (Tami, 2020) y en los que además, hay diferentes formas de trabajo y corrientes de pensamiento. También y como forma de complemento a lo anterior, están los adiestradores, enfocados principalmente en los perros para enseñarles a acatar órdenes o desarrollar habilidades específicas (Benítez, 2016). Claro que, idealmente, el etólogo debe tener como formación previa la medicina veterinaria puesto que así será más fácil determinar si los problemas conductuales observados derivan de algún fallo orgánico de base.

Sumado a lo anterior, hay un gran número de colegas que, aunque no están realizando la atención de los pacientes, están en los laboratorios, procesando las muestras de sangre, orina o materia fecal para arrojar resultados confiables y que complementen el diagnóstico. Otros, son expertos realizando ecografías y han encontrado en la imagenología un aliado estratégico para brindar un servicio de interconsulta. Además, hay quienes se han dedicado a impulsar el marketing veterinario.

Adicionalmente, hay un gran número de profesionales amantes de la fauna silvestre dedicados a realizar trabajos que van desde ejercer en zoológicos o reservas y velar por la salud de todos los animales que allí residen, trabajar con cetáceos y tortugas marinas, atender diferentes especies de aves, reptiles y mamíferos que han sido víctimas del tráfico ilegal, hasta poner en práctica protocolos de ahuyentamiento y reubicación en obras de construcción para que los animales no sufran ninguna lesión. También están aquellos interesados por el manejo de colecciones de peces ornamentales y, por asuntos relacionados con la pesca sostenible, las comunidades costeras, las políticas de pesca y el mar como fuente de proteína.

Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Foto tomada por: Tania Baltazar

Haríamos mal en olvidar a los que hacen docencia e investigación, a todos aquellos que les apasiona la biología molecular, la parasitología, epidemiología, la salud pública. Incluso a los que hacen inspecciones en las plantas de beneficio o a quienes han decidido hacer parte del sector comercial ya sea como visitadores médicos o a los que trabajan en agropecuarias haciendo de todo un poco. Hay que pensar también en aquellos que están realizando labores en albergues o Centros de Bienestar Animal, los que llevan a cabo las famosas y necesarias jornadas de vacunación antirrábica y de esterilización, los que están ocupando cargos en instituciones gubernamentales, los dueños de empresa o los que simplemente no están ejerciendo porque sus decisiones personales los han situado en algún otro escenario.

Foto tomada por: Carolina Henao

Una ciencia llena de opciones y algún amigo para resolver preguntas incómodas

Por todo lo expuesto anteriormente, la medicina veterinaria es una ciencia llena de contrastes, y que como se dijo en un principio, si no fuera por el fenómeno de la especialización del conocimiento, abordarla sería un caos monumental.

Por eso es que los que ejercen en pequeñas especies solo saben de perros y gatos y los que ejercen en bovinos, tienen su área de dominio ahí; sin embargo, con frecuencia a todos nos hacen preguntas tan variadas que solemos tener que recurrir a la ayuda de los amigos para salir adelante. De hecho, si en este momento nos preguntaran algo de cerdos, diríamos que solo recordamos la duración de la gestación y eso porque el profesor lo repitió tanto en clase que la información se almacenó en nuestro disco duro. Eso sí, conocemos un gran amigo que sabe mucho, muchísimo de cerdos!

Referencias
  • Gómez, M. Villamil, LC. Ariza, N. et al. (2004). Salud Pública Veterinaria en Colombia. Pasado, Presente y Futuro. 24 de julio de 2020, de OPS Colombia

  • Pérez, L. (2020). El problema de la especialización del conocmiento . 1 de agosto de 2020, de FINACOTECA

  • Tami, G. (2020). ¿Qué es la etología canina?. 1 de agosto de 2020, de Affinity

  • Benítez, A. (2016). Adiestramiento canino, educación canina, etología canina ¿Qué es qué?. 1 de agosto de 2020, de simiperrohablara.com

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Colegaje, una relación compleja pero indispensable

Colegaje, una relación compleja pero indispensable

Ser médico veterinario es una elección de vida que tomamos las personas que nos sentimos apasionadas por los animales, sean de compañía como los perros y gatos, de producción como los cerdos, aves y vacas o silvestres como los primates y grandes felinos.

Sea cual sea el grupo animal de nuestro interés o el enfoque que le queramos dar a nuestra profesión, porque ya hemos visto que tenemos un campo de acción bastante amplio, siempre nos vamos a encontrar en el camino con colegas, personas que cuentan con nuestra misma formación y/o se desempeñan en lo mismo que nosotros y con quienes, querámoslo o no, debemos mantener buenas relaciones.

¿Qué es el colegaje?

Colegaje es una palabra que no cuenta con una definición estricta en la Real Academia Española, pero se refiere a la relación entre personas que ejercen el mismo oficio o profesión, relación idealmente basada en el respeto, el apoyo y la solidaridad (Franco, 2018). Hay una frase muy popular que dice “si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos” y ésta no dista mucho de la realidad en el campo laboral. Por ejemplo, dentro de la medicina de pequeñas especies, es decir perros y gatos, es mucho más factible que se llegue al diagnóstico correcto y por ende al tratamiento adecuado de un canino que padece una enfermedad metabólica, que suelen ser difíciles de detectar, si se trabaja en equipo y si se cuenta con un grupo sólido de colegas de diferentes especialidades. Puede que para alcanzar el objetivo de encontrar el desorden que afecta al paciente y corregirlo, sea necesaria la participación de médicos generales, especialistas en laboratorio clínico, imagenólogos, endocrinólogos y hasta cirujanos y patólogos, pero siempre será mejor para el animal, su propietario y el equipo médico que todo el proceso se tarde un poco más y no que por querer hacer todo solos, se llegue a un diagnóstico que no es y se comprometa la vida del paciente.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Otras formas de colegaje igualmente relevantes...

Claro, hablar de buenas relaciones entre colegas puede ser mucho más fácil cuando nos referimos a personal médico de diferentes especialidades, ya que es mucho más entendible que si yo no sé interpretar ecografías o procesar muestras, pues necesito a alguien a mi lado que sí sepa hacerlo para poder brindar una atención adecuada e integral. Sin embargo, es igual o incluso más importante apreciar a los profesionales que desempeñan labores iguales a las mías, ya que es ahí donde se evidencia la calidad humana, que por lo menos para mí, es más importante que el conocimiento académico, y que viene acompañada de la capacidad de respetar diferentes puntos de vista y aceptar que “no me las sé todas”.

¿En qué momentos no soy un buen colega?

Cuando los médicos veterinarios nos graduamos, hacemos un juramento público en el que nos comprometemos a ejercer nuestra profesión de la mejor manera posible y, entre otras cosas, juramos honrar a nuestros maestros y ver a nuestros colegas como hermanos (Garcés, 2016). Acciones como hablar mal de algunos colegas a propietarios, clientes e incluso otros veterinarios, crucificar algunos errores humanos, ventilarlos y dañar reputaciones, no son propias entre hermanos y, por lo tanto, tampoco deberían serlo entre profesionales éticos y respetuosos. El hecho de que a mi cargo llegue un animal enfermo que ha sido previamente tratado por un colega quien, según mi criterio y experiencia, no lo ha hecho correctamente, no me da el derecho de juzgarlo y criticarlo, mucho menos delante del propietario, sencillamente porque es muy difícil conocer en un 100% la situación en la que se encontraba el paciente cuando fue atendido por primera vez y, además, porque éstas actitudes no sólo generan desconfianza y hasta resentimiento hacia el profesional “equivocado” sino también hacia el gremio en general.

Tampoco se trata de ser permisivos

Ahora bien, el hecho de que prime la solidaridad entre colegas no quiere decir que, si nos damos cuenta que un compañero no está procediendo de manera adecuada y repetidamente está incurriendo en prácticas que van en contravía de nuestra formación, no podamos mostrarle su error y corregirlo en una atmósfera de respeto y empatía. Todos los profesionales de la salud animal en Colombia estamos regidos por un código de ética y regulados por Comvezcol (Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de Colombia), ante quienes se pueden denunciar malas prácticas cuando se considera pertinente con el fin de que se investigue, corrija y, si es necesario, sancione.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Competencia desleal

Adicional a los roces que se presentan frecuentemente entre colaboradores, la competencia desleal es otra realidad que se suma a las situaciones complejas que debemos enfrentar. Por ejemplo, imaginemos que en cierto municipio hay 2 médicos veterinarios enfocados en atender animales de producción y ambos cobran precios similares y se apoyan mutuamente, pero de repente llega un tercer profesional a trabajar con las mismas especies y empieza a cobrar más barato y a difamar a sus colegas con el fin de apoderarse de sus clientes. Acciones como éstas se clasifican como competencia desleal y están reguladas por ley e incluso, hasta cierto punto, favorecidas por la saturación del mercado causada por la gran cantidad de graduados. Ante esta situación, el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, en España, propuso como una de las medidas de contención a la competencia ilícita y por ende, de activación de la profesión, limitar el número de estudiantes en las facultades de veterinaria (COLVEMA, 2018).

Con respecto a esta problemática, particularmente en Colombia, existen alrededor de 41 programas académicos que ofrecen Medicina Veterinaria, demasiados si los comparamos con los 29 de Estados Unidos, 13 de Argentina y 5 de Canadá, países con un mayor número de habitantes y economías más grandes (Díaz, 2013). Si además tenemos en cuenta que en el país el número de médicos veterinarios y egresados de carreras universitarias afines se duplicó entre los años 2010 y 2016, pasando de 3.339 a 6.733 graduados (Ministerio de Educación Nacional, 2017), será un poco más fácil de entender, pero no justificar, que esta gran oferta de profesionales pueda llevar a algunos a incurrir en la competencia desleal para “ganar” clientela.

Hace falta protegernos unos a otros para fortalecer el gremio

Finalmente, la medicina veterinaria es una vocación de servicio, en la que debe primar siempre el bienestar del ser al que se está tratando. Es por esto que, más que ir a la universidad a memorizar textos y aprender a canalizar venas, es indispensable una formación humana integral y con principios éticos que garanticen el buen desempeño profesional y por lo tanto el buen colegaje. Es necesario que entre nosotros mismos nos cuidemos la espalda, ya que como dicen por ahí “el respeto empieza desde casa” y no podemos pretender edificar una carrera con bases sólidas y lograr que otros gremios nos respeten si nosotros nos atacamos y destruimos desde adentro. Considero que ya tenemos suficiente con los pseudo-veterinarios y algunos clientes malintencionados, como para tener que lidiar también con colegas que solo buscan su beneficio personal sin pensar en que detrás de cada diploma hay un ser humano con sus propias batallas en el plano profesional y personal. Así que la invitación es a tener mayor empatía y solidaridad entre nosotros.

Referencias
  • Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid (COLVEMA). (2018). Colvema y AMVAC presentan el plan estratégico para las clínicas de pequeños animales y el Colegio se ofrece a canalizar el interés de los colegiados en profundizar y desarrollar iniciativas conjuntas. Septiembre 26, 2020, de COLVEMA

  • Díaz, G. (2013). Editorial: La proliferación de facultades de veterinaria en Colombia y su impacto sobre los salarios de los veterinarios. Revista de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, 60(1).

  • Franco, C.A. (2018). Del colegaje y otras buenas costumbres. Acta Neurológica Colombiana.

  • Garcés, L.F. (2016). Juramentos y promesas de profesionales de las áreas que trabajan con animales. Fundamentación para una promesa bioética de los científicos que experimentan con animales (Parte I)1. Civilizar, 16, pp. 261-272.

  • Ministerio de Educación Nacional. (2017). Anuario Estadístico de la Educación Superior Colombiana. Bogotá D.C., Colombia: Imprenta Nacional de Colombia.

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Rol del médico veterinario durante la pandemia

Rol del médico veterinario durante la pandemia

Resulta difícil pensar que los médicos veterinarios no seamos tenidos en cuenta cuando de abordar zoonosis se trata. Sin entrar en debates que no vienen al caso, y entendiendo que cada profesión tiene un área donde poner su conocimiento al servicio de la sociedad

Hay un hecho claro: los intereses profesionales de los veterinarios actualmente se han ampliado hacia esferas que antes eran poco exploradas, por ejemplo, la valoración de especies que han sido víctimas del tráfico ilegal, la degradación de la selva Amazónica y otras reservas forestales, el mar y sus poblaciones, el bienestar de los animales de producción, la epidemiología, la biología molecular entre muchas otras cosas más; por lo tanto, no es fácil comprender cómo el papel del médico veterinario en algunos países y sectores sigue siendo percibido como el de aquel que sólo puede recetar o vender medicamentos (claro, no hay nada de malo en ello, esa es un área muy importante de nuestra profesión, pero ¡no es la única!)

El aporte silencioso de la veterinaria

El proceso salud-enfermedad, tanto en las personas como en los animales, obedece a dinámicas muy complejas y que, en muchos casos, exceden el plano netamente biológico u orgánico. La formulación de una pauta médica o realizar una cirugía es parte de nuestro quehacer; sin embargo, no es la única labor en la que nos podemos desempeñar. Con mucha atención y con cierta curiosidad hemos escuchado a varias personas decir “a mí no me gustan los animales”, pero después hacen una gran lista de lo que disfrutan comer. En esa paradoja, cabe preguntarnos ¿tal vez no les gusten los animales vivos, pero disfrutan de ellos en su desayuno, almuerzo y comida? Si usted es uno de esos, permítanos decirle que para que se pueda sentar tranquilamente en su mesa a degustar sus preparaciones, muchos veterinarios han tenido que participar silenciosamente en el proceso.

Foto de peces tomadas por Manuela Echeverri en la lonja de Vigo, España

Foto de peces tomadas por Manuela Echeverri en la lonja de Vigo, España

Para que los alimentos lleguen a los supermercados deben seguir una serie de pasos que, como consumidores, no vemos; no obstante, desde que la gallina está en la jaula o si es criada en libertad, o desde que la vaca debe ser ordeñada, incluso desde que el animal (sea cerdo, cabra, res, pescado etc) es sacrificado debe haber un médico veterinario en campo ejerciendo una vigilancia activa, inspeccionando y verificando que estos animales estén en condiciones de salud adecuadas. En esta perspectiva el rol del veterinario así como el de los 2,7 millones de productores que tiene Colombia resultan fundamentales en el mantenimiento de la seguridad alimentaria (DANE, 2014).

Foto tomada por: Mónica Herrera

Zoonosis y visibilidad del gremio

Ahora bien, entendiendo las zoonosis como enfermedades infecciosas transmitidas de los animales a los humanos (OMS, 2020) resulta lógico pensar que seamos los médicos veterinarios los que más experiencia tengamos en ellas, total, la mayoría de especies con las que trabajamos son las que representan un peligro potencial para las personas; sin embargo, con la actual contingencia originada por el COVID-19, los diferentes colegios de veterinarios en varios países han levantado su voz en contra de la invisibilidad y falta de inclusión del gremio para elaborar las políticas de salud pública. Ante esta situación, en España por citar un ejemplo, los más de 30.000 veterinarios españoles llegaron a poner al servicio del gobierno toda su infraestructura, equipos y conocimiento para hacerle frente a la crisis sanitaria vivida durante los meses del estado de alarma y a través de FESVET, Federación de Sindicatos Veterinarios, se le pidió al presidente, incluir la profesión en el Comité Científico Técnico del Gobierno para abordar el virus (Fesvet, 2020), lo cual fuera de lamentable demuestra el poco entendimiento de la trascendencia real de la medicina veterinaria. Por suerte, en lugares como Alemania, el Instituto Nacional de Salud Pública que se encarga de ejercer las actividades de control y prevención de enfermedades, ha estado bajo la directriz del profesor Lothar Wieler, médico veterinario de profesión (López, 2020) y en las islas Feroe, el también veterinario Debes Christiansen, encargado de las exportaciones de salmón, puso a disposición del gobierno su laboratorio para realizar las pruebas diagnósticas relacionadas con el coronavirus, contribuyendo así a la salud pública en las islas (Animal’s Health, 2020).

¿Qué sigue?

En este orden ideas, la propuesta es muy simple pero no por eso menos clara: recurrir a la visión “one health” (una salud), ya que esto ayudará a que se asuma y entienda las múltiples interacciones que hay entre la salud humana, animal y el medio ambiente, lo cual redundará en espacios de trabajo y equipos multidisciplinarios con enfoques mucho más amplios e integrales que involucren no sólo la perspectiva médica tradicional (Wendee, 2014), porque sólo así podremos plantear soluciones de largo alcance o por lo menos más realistas.

Referencias
  • DANE. (2014). Censo Nacional Agropecuario. 18 de agosto de 2020, de Departamento Administrativo Nacional de Estadística

  • OMS. (2020). Zoonosis y medio ambiente. 18 de agosto de 2020, de Organización Mundial de la Salud

  • Fesvet. (2020). FESVET recurre a Pedro Sánchez para integrar el pensamiento sanitario veterinario en la gestión de la crisis del covid-19. 19 de agosto de 2020, de Axón comunicación

  • López, F. (2020). La gestión alemana del coronavirus salva a sus veterinarios. 18 de agosto de 2020, de Animal’s Health

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La mujer en la medicina veterinaria

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Sin entrar en debates ideológicos, hay un hecho histórico bastante claro: la historia es diferente según la cuente un hombre o una mujer.

En cuanto al acceso a la educación se refiere, éste más que un derecho, ha sido un privilegio para las mujeres y, en sus inicios, el ejercicio de la profesión veterinaria no estuvo alejado de conflictos y procesos tormentosos para que las primeras mujeres veterinarias fueran aceptadas en el gremio, por lo que es importante mirar hacia atrás y recordar el camino recorrido.

Las primeras médicas veterinarias

De esas primeras veterinarias los registros dicen que eran dos, rusas, licenciadas en la Escuela de Veterinaria de Zurich en 1889 y que una de ellas se destacó al trabajar como “Veterinario Sanitario de Distrito” en la Rusia meridional de aquellos tiempos. También se ha dicho que la primer veterinaria inglesa tuvo que recurrir a prácticas como cambiarse el nombre, graduarse en 1900 pero aparecer en los registros 22 años después, ejercer la profesión “sin haberse graduado” ya que debía volver a pasar los requisitos impuestos por el Royal College of Veterinary Surgeon (RCVS), por segunda vez, ya que el asesor legal consideraba que: “sólo las personas podían colegiarse” y “realmente una mujer no encajaba en aquel concepto” (Castaño, M. 2009).

En el caso de Colombia

En el caso de Latinoamérica, concretamente en el de Colombia, la mujer pudo acceder a la educación universitaria en la década de los 30 participando en los programas de medicina, derecho y docencia, y finalizando los años 40, Lily Plazas, motivada por entender la forma como los campesinos trataban las enfermedades en los animales en su finca ubicada en Boyacá, ingresó a la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional graduándose en el año 1951 (Villamil, LC.2018). Adicionalmente, hasta 1986, los cargos de dirección académica relacionados con la veterinaria recayeron sobre el género masculino hasta que en ese año la Señora Martha Moreno de Sandino fue nombrada como decana de la Facultad de Medicina Veterinaria de esa universidad (Villamil, LC.2018).

Médica veterinaria en laboratorio de diagnóstico

¿Y en la actualidad?

Actualmente, la participación femenina en las matrículas de los diferentes programas de veterinaria que se ofrecen en Colombia ha incrementado exponencialmente, tanto que se ha llegado a reportar que para los años 60 el incremento rondaba el 19%, en los 70 fue del 26%, en los 80 del 47%, en los 90 cerca del 52% y que, para ésta época, la diferencia de género en algunos lugares es tan clara que se habla de una presencia de mujeres cercana al 65% (Villamil, LC.2018).

Estas cifras se han reflejado en una presencia sólida de mujeres en diferentes escenarios laborales que antes eran sólo de los hombres; por ejemplo, en el trabajo con grandes especies, equinos y bovinos, o con especies de producción, cerdos y aves, por esta razón, afirmar hoy que la medicina veterinaria o que las actividades agropecuarias son netamente de hombres es absurdo. Cada quien aporta desde su posición y lo hace con la relevancia que su capacidad intelectual y sus condiciones físicas se lo permiten.

En este orden de ideas, creemos importante terminar diciendo que gracias a un trabajo consistente las mujeres hemos ido ganando espacios profesionales que antes no teníamos por diversidad de razones y que, la presencia del género en la profesión se ha ido solidificado en los últimos años. No pensamos que seamos menos o más que los hombres, simplemente somos, por ese motivo merecemos el mismo respeto que ellos en todas las áreas en que nos desempeñemos. Creemos firmemente en que no debe haber una diferencia salarial solo por el hecho de ser mujer, y que, en el caso de tener jefes hombres, esperamos una relación de respeto, y en el caso de tener jefes mujeres, que en vez de rivalizar, se acuerden lo difícil que ha sido el camino y que la educación para muchas mujeres más que un derecho es un sueño que no se ha podido cumplir!

Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

Referencias
  • Castaño, M. (2009). Mujeres veterinarias. En La mujer veterinaria. (pp.5-61). Madrid: Universidad Complutense.
  • Villamil, JC. (2018). La mujer en la medicina veterinaria colombiana. Apuntes de una vida: Martha Moreno de Sandino. Revista de la Universidad de la Salle, Vol.76, pp.157-178.

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¿Qué hacer después de graduarse?

¿Qué hacer después de graduarse?

Cuando uno es estudiante, sueña con el día en que pueda tener el diploma de grado en las manos, pero lo que a muchos nos toma por sorpresa es que de un día para otro estamos en la casa sin saber qué rumbo emprender, y por si eso no bastara tenemos a la familia, amigos y conocidos preguntándonos en coro ¿y ahora qué vas hacer? Ante ese panorama, uno no sabe si volver como voluntario a esas clases de 6 de la mañana con tal de no estar en la casa enfrentando las miradas inquisidoras y los cuestionarios interminables de los papás y todo el árbol genealógico.

Ojalá el grado, la celebración y el estado de júbilo duraran más, pero no! de un momento a otro, después de estar 5 años, en el más rápido de los casos, aprendiendo de memoria la ubicación de todos los huesos, enfermedades y tratamientos específicos de especie y soportando a unos cuantos profesores que la pedagogía la olvidaron en algún punto del camino, pasamos a tener que decidir qué hacer con la vida, a buscar trabajo y a enfrentarnos a la realidad laboral. Entonces, como bien me dijo Maria en su momento, parecíamos “Nemo” nadando en el inmenso océano.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Recuerdos

“¿Por qué no mandas la hoja de vida a una agropecuaria o a esa clínica?” “¿Qué tengo que hacer?, ¿Cuánto pagan por hacer turnos?” “Todos los turnos que me ofrecen son en la noches” “Yo lo que quiero es trabajar con grandes especies” “Yo quiero dar clases” “Yo quiero trabajar con fauna silvestre” “¿A quién conoces para que me ayude a entrar a trabajar en “x” lugar?” “Yo voy a estudiar una maestría”. Estas y otras frases circulaban de un lado a otro entre mis compañeros recién graduados, y si me preguntan mi caso particular, solo recuerdo haberle dicho a un gran amigo y mentor “Pero… yo quiero trabajar con mamíferos marinos y comunidades costeras. Lo mío es el mar”, a lo cual él me respondió con tono sarcástico y sorprendido: “Manuela, lo que usted quiere es ser gerente” Claro, sus palabras me las tomé con humor, estaba en Medellín, recién graduada, y él me hablaba desde la voz de la experiencia.

La realidad laboral

En Colombia, empezar a buscar trabajo no es un plan para envidiar; para julio de 2020 la tasa de desempleo nacional aportada por el DANE fue del 20,2% (DANE, 2020); es de entender que la cifra haya aumentado debido a la situación actual de contingencia económica originada por el coronavirus y que, valga aclarar no sólo ha afectado a nuestro país; sin embargo, del tema de los salarios y “el mercado laboral” hablaremos con detenimiento en un próximo artículo pues es un asunto que vale la pena mirar más allá de la punta del iceberg.

Frases comunes

Seguramente el que se haya puesto a presentar entrevistas de trabajo o enviado hojas de vida ha escuchado frases tan cordiales como estas “No te preocupes que nosotros te avisamos”, “Te estamos llamando” “Tu perfil nos gusta mucho, pero en este momento no tenemos nada para ofrecerte” o incluso, algunos hemos leído propuestas laborales en donde por poco exigen ser políglotas, saber de gastronomía, conducir moto y carro, saber desenvolverse con propiedad ante un público, comercializar productos, realizar cirugías, atender clientes, estar disponible 24 horas los 7 días de la semana, preferiblemente no tener una vida matrimonial ni hijos y si puede acreditar experiencia superior a 3 años o más, mucho mejor; pero, si hablamos del salario, la situación es como para ponerse a reír o llorar, dependiendo del estado anímico en el que uno lea o le hagan la propuesta.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

El tapete rojo

Ahora bien, aquí nadie está hablando que tras el grado nos deberían estar esperando con una alfombra roja en todo lado, eso sería utópico. Sólo se quiere poner sobre la mesa el hecho de que ese inicio es de todo, menos sencillo; o bueno, lo será para algunos, pero no para la mayoría. Nosotras, por ejemplo, pasamos por enviar hojas de vida como maniáticas, hacer entrevistas en lugares que no habíamos contemplado, acudir a los amigos y decidir empezar por donde se abriera el camino. En mi caso, mi primer trabajo después de graduarme lo realicé en una Agroveterinaria, de la cual tengo los mejores recuerdos, un lugar en el que fui la “Vapor” Va por todo, pero tuve la dicha de contar con unos jefes maravillosos; Maria, por su parte, comenzó haciendo turnos en una clínica de pequeñas especies para luego quedarse durante un tiempo realizando esa actividad. Después ambas decidimos salir del país y realizar voluntariados en nuestras áreas de interés, ella en fauna silvestre y yo en el mundo marino.

Y ¿entonces?

Los primeros meses después del grado son difíciles, pero no imposibles. Con un poco de ayuda de los amigos y colegas con más experiencia se puede arrancar y empezar a direccionar el camino hacia las verdaderas pasiones. En lo personal, todos los lugares donde he estado, las actividades donde me he desempeñado y las personas con las que he tenido la oportunidad de estar en contacto me formaron para perseguir mi sueño, la gerencia no me suena tanto, pero los mamíferos marinos y el mar, sí!

Referencias
  • DANE. (2020). Gran Encuesta de Hogares (GEIH) Mercado Laboral. 17 de septiembre de 2020, de Sistema Estadístico Nacional de Colombia

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Hace algún tiempo leí que uno no debe decir cuánto gana, ¿para qué? total es un asunto privado; no obstante,...

24 de agosto de 2022
Maria Paula
A mí, Maria Paula, me gusta la clínica y la fauna silvestre, y poder trabajar por su bienestar ha sido una motivación de toda la vida.
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Suicidios

¡Aceptémoslo, hablar sobre suicidios no es el tema favorito del día! De hecho, elegir éste como tópico de conversación en muchos ámbitos sociales parece una práctica vetada porque en nuestra sociedad no es correcto visibilizar “asuntos espinosos”

No obstante, para la Organización Mundial de la Salud, las cifras están claras: 800.000 personas se suicidan cada año (OMS, 2019) así que nos guste o no hablar sobre la salud mental, esta es un área de interés y en la que diversos profesionales están trabajando ya que la consideran fundamental para mejorar la calidad de vida de muchas personas.

Una pérdida personal

En mi caso, la primera vez que tuve la experiencia de perder a una persona por cuenta del suicido fue hace un par de años. Él fue un gran mentor, alguien que no tuvo contemplaciones a la hora de exigirme y que como profesor de español se esmeró en que me enfocara en disfrutar el proceso de aprendizaje, mi proceso, porque desde ahí aprendí a no estar mirando para los lados y compararme, total, todos estamos en puntos diferentes del camino y como diría mi mamá “las comparaciones siempre son odiosas”. Han pasado varios años desde su partida y sigo sin entender las razones que llevaron a “Luis Fer”, mi profe de español, a tomar esa decisión, pero con el tiempo he aprendido que no soy quien para juzgarlo.

Mirando en retrospectiva creo que, lo más difícil cuando perdemos a alguien por cuenta del suicidio es que la noticia nos toma por sorpresa, muchas veces estamos inmersos en nuestras actividades diarias y asumimos que la vida de todos está “bien”, así que, cuando de un momento a otro recibimos un mensaje de texto o una llamada anunciando esa pérdida, ésto hace que recordemos, una vez más, lo efímero que es este viaje y que, la vida está llena de matices y es diferente para todos.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Y ¿Qué pasa en la medicina veterinaria?

Mucho se ha dicho que en esta profesión la tasa de suicidio es más alta que la de otras disciplinas, incluso se ha llegado a determinar que una posible causa es el acceso al pentobarbital (Diario veterinario, 2019), el cual es utilizado como anestésico o sedante principalmente en perros y gatos y una sobredosis puede causar la muerte (Engormix, sin fecha). Además, se ha llegado a mencionar que aspectos como el estrés, la fatiga por compasión, el síndrome de “burnout”, el ciber-acoso y las presiones económicas también son detonantes importantes en la carga laboral de un médico veterinario (López, 2019).

Pero, ¿Qué es la fatiga por compasión y el síndrome de burnout”?

El primero, es un tipo de estrés que resulta de sentir empatía; es decir, de ponerse en el lugar del paciente y comprometerse emocionalmente (Mandel, 2019), y el segundo, también conocido como el síndrome del “profesional quemado” hace referencia a un estrés laboral crónico que desencadena un agotamiento mental y físico haciendo que la persona exhiba modificaciones en su personalidad como producto de un “cansancio” extremo (Quirón prevención, 2018).

Entonces, ¿los veterinarios somos “débiles”?

Personalmente creo que la medicina veterinaria es una profesión con una gran carga emocional. Para los que ejercen en pequeñas especies (perros y gatos), o los que están en el área de grandes, incluso los que están o han estado en centros de rehabilitación de fauna silvestre, el tema de poner eutanasias, la impotencia de ver animales que han sido víctimas de maltrato, incluso, ver mamíferos marinos varados en la playa va debilitando el espíritu en mayor o menor medida.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Para estar atento

Cualquiera puede tener un mal momento en la vida; de hecho, para mí, las vidas perfectas solo existen en las redes sociales, porque en el mundo real uno siempre aparece más despeinado. Si uno de sus compañeros de trabajo presenta cambios de humor que no tienen una explicación, “le da la lloradera por todo”, está extremadamente violento u enojado, le dice que tiene problemas para dormir, que no se siente bien, tiene pensamientos confusos, “se siente angustiado” y cosas por el estilo, por favor, tómese el tiempo para escucharlo, pero no lo haga para salir a contarle a todo Medellín y América Latina; hágalo para ayudarlo, porque hoy puede ser su colega, mañana puede ser usted.

Los que se han ido

A todos aquellos que se han ido queremos dedicarles un espacio para honrar su memoria, no son unos “difuntos” más como alguna vez escuché decir, hacían parte de una familia y una profesión que los recuerda. En mi caso, ¡Luis te echo de menos!

Referencias
  • OMS. (2019). Suicidio. 20 de septiembre de 2020, de Organización Mundial de la Salud

  • Diario Veterinario. (2019). La tasa de suicidios de los veterinarios, superior a la media de la población. 20 de septiembre de 2020, de Diario Veterinario

  • Engormix. (Sin fecha).Penta-Hypnol. Anestésico general barbitúrico para animales. 20 de septiembre de 2020, de Engormix

  • López, R. López, R. (2019). Hay que hablar también de suicidio en veterinaria. 20 de septiembre de 2020 , de Animal’s Health

  • Mandel, E. (2019). ¿Qué es la fatiga por compasión? 20 de septiembre de 2020 , de Psicoativa Mujerhoy.blog

  • Quirón prevención. (2018). Síntomas del síndrome del burnout:¿cómo identificarlo?. 20 de septiembre de 2020 , de Quirónprevención

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Hace algún tiempo leí que uno no debe decir cuánto gana, ¿para qué? total es un asunto privado; no obstante, es de esas cosas a las que no le vemos misterio y vamos compartiendo como si de hablar de un plan vacacional se tratara, pero la verdad es que en un país como Colombia donde la desigualdad salta a la vista, es momento de replantear lo que vamos hablando pues el acceso a los recursos no es el mismo para todos.

El coeficiente de Gini

Este índice se usa para revisar qué tan desigual es la distribución salarial en una región específica en un período de tiempo determinado, para lo cual se usa una escala de valoración de 0 a 1 donde 0 representa la igualdad en la forma de distribuir el ingreso y 1 la desigualdad absoluta. Para el caso de nuestro país, en el 2018, se reportó un índice de 0.51 (Álvarez, M, 2018) y en países como Austria o Finlandia de 0.29 y 0.27 respectivamente (Grupo Banco Mundial, 2021).

¿La brecha sólo es económica?

Desde una mirada amplia, las diferencias entre unos y otros no sólo se reflejan en los ceros de la cifra que tenga el salario; por ejemplo, numerosas investigaciones han demostrado que el color de piel influye dramáticamente en las oportunidades de éxito de una persona. Y en el caso de las mujeres, aunque en la sociedad colombiana se ha hecho un avance importante, y en temas de educación las cifras de mujeres han alcanzado a las de los hombres, el asunto de dedicar más horas al trabajo del hogar, un trabajo no remunerado y muchas veces no valorado, sigue siendo una constante (Álvarez, M, 2018).

¿Cuál es el panorama de los profesionales en Colombia?

En promedio, el salario mensual ronda por $1’130.000 o lo que equivale a US$ 310 (Dinero, 2020) y, para el caso de los profesionales según la Escala de mínimos de remuneración 2020 el pago irá en razón de la formación profesional, las exigencias del cargo y la experiencia, lo cual resulta totalmente lógico y sensato (Enlace profesional, 2020). Lástima que en la vida real el panorama sea distinto…

Foto tomada de Unsplash

¿Qué pasa en la medicina veterinaria?

De otras disciplinas es mejor no opinar, tal vez los “pastos ajenos sean más verdes”, pero en el caso que nos compete la realidad es que hemos leído, nos han llegado ofertas laborales o incluso tenemos algún colega trabajando en horarios extremos por salarios que están muy cercanos a ese promedio nacional, sí, a esa cifra de 1’130.000. Y aunque el amor a la profesión es enorme, las operadoras de celular, las agencias de arriendo y las cuentas de servicios son implacables.

Asumiendo posiciones

Claro, así como no estamos de acuerdo con los bajos salarios para una profesión que tiene una gran responsabilidad y carga emocional, no apoyamos en lo más mínimo la competencia desleal entre colegas, esa pugna de bajar los precios solo por afectar la clientela de un médico vecino. Tampoco entendemos cómo en algunos lugares se ha perdido de vista el juramento hipocrático y se ha llegado a comprometer la vida de los pacientes solo por obtener beneficios económicos a corto plazo.

Para resaltar

La formación de un médico veterinario no termina cuando se gradúa del pregrado; de hecho apenas comienza. Así que respetamos a aquellos que silenciosamente invierten su tiempo y dinero en seguir su proceso educativo, que tienen la paciencia para lidiar con propietarios que no valoran su trabajo y con una sociedad que muchas veces pone en duda su conocimiento. Llegará el día en que en Colombia la oferta salarial de un médico veterinario se parezca a la de un médico humano, total ambos desempeñamos un papel fundamental en salvaguardar la salud.

Referencias
  • Álvarez, M.J. (2018). ¿Por qué preocuparnos por la desigualdad en Colombia?. Enero 10, 2021, de Universidad de los Andes

  • Grupo Banco Mundial. (2021). índice de Gini. Enero 10, 2021, de Grupo Banco Mundial

  • Dinero. (2020). ¿Cuánto es el salario mensual promedio en Colombia?. Enero 11,2021, de Dinero.

  • Enlace profesional. Red de graduados de Antioquia. (2020). Escala Salarial. Enero 11, 2021, de Universidad Nacional.

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¿Cuál es mejor: el propietario que abandona o el que ama en exceso y humaniza?

¿Cuál es mejor: el propietario que abandona o el que ama en exceso y humaniza?

Para empezar, los extremos siempre son peligrosos; por tanto, en un escenario perfecto ninguna de las dos posiciones es ideal pues ambas son bastante problemáticas. Según la RAE (Real Academia Española), un propietario es todo aquel que tiene el dominio sobre algo o alguien (RAE, 2020) y para el caso de los animales aplica muy bien.

De familias numerosas a familias multi-especie

Normalmente, y alejándonos de la medicina veterinaria, mantener posiciones equilibradas es complejo pues eso de los términos medios es difícil de asumir. Ahora, cuando de interactuar con los propietarios de animales se trata, la variedad de personalidades tanto de los primeros como de los segundos es variada. Actualmente, en Colombia las familias numerosas han disminuido en relación a otras épocas; sin embargo, la necesidad de relacionarnos y establecer vínculos afectivos permanece, hecho que ha generado que se esté usando el calificativo de “familia multi-especie” para hablar de núcleos familiares compuestos por humanos y caninos o felinos domésticos (Periodista, 2020).

Hablemos de cifras

Según datos recopilados por Kantar World Panel, con esta reconfiguración de las características del hogar colombiano, se estima que 3’692.365 millones de familias han reportado vivir con un animal de compañía, de las cuales el 22,3% tienen gato, el 66,3% perro y el 17,4% restante dice poseer ambos (Periodista, 2020). Este hecho llevó a concluir que 6 de cada 10 hogares tiene alguna de estas mascotas (Benavides, 2019). Además, según muestreos realizados por BrandStrat, las ciudades que presentan un mayor número de tenencia de este tipo de animales son Bogotá, Medellín y Cali (Periodista, 2020).

“Tribilin” a los 3 meses. Foto tomada por: Manuela Echeverri

“Tribilin” a los 12 años. Foto tomada para Manuela Echeverri

Tipo de propietarios

En medio de la tendencia de familias multi-especie lo más normal es encontrar todo tipo de propietarios; los hay tranquilos, impacientes, “sabelotodos”, amables, educados, unos no tan educados (eso sí, acá la educación no está íntimamente ligada a la trayectoria universitaria, cantidad de artículos publicados o reconocimientos empresariales, hablamos de normas básicas de educación como saludar, decir por favor y/o gracias), incluso la variedad es tal que tenemos los que se van sin pagar y dejan abandonadas sus mascotas en las clínicas, centros o consultorios veterinarios…

Los propietarios que abandonan

De hecho, esta práctica es tan común que, dentro de las razones que han declarado algunos propietarios para hacerlo están: los cambios de domicilio, problemas económicos, las camadas inesperadas, cambios en el comportamiento y la edad del animal (Fundación Affinity, 2020; Capó et al., 2005). En realidad, han sido varios los gobiernos en diferentes lugares del mundo que han abordado la problemática de los abandonos de caninos y felinos domésticos, para lo cual se han implementado estrategias como la implantación del chip de identificación; sin embargo, en esta ocasión no nos referimos a este tipo de abandono, sino al que es realizado cuando el supuesto propietario lleva a su mascota a un centro veterinario y aporta datos como nombre, dirección y número de teléfono falsos y por si no le bastara, la deja en sesión de peluquería u otro procedimiento, para nunca más volver. Ante un evento como este, que es más usual de lo que se cree, los médicos y auxiliares veterinarios quedan ante un caso más de abandono y ante la tarea cuasi obligatoria de buscar un adoptante.

Cachorros abandonados en una clínica veterinaria. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Tocando puertas

Médico veterinario que se respete ha tenido que recurrir a su círculo primario: familiares, amigos y conocidos para que alguien “de buen corazón” decida adoptar a un recién abandonado. Usualmente la reacción de las personas que nos conocen es simple: “ay no, ¿en serio lo abandonaron? ¡Qué pesar!” “¿otro perro?, ¿otro gato?” “si llevo uno más a mi casa me echan”, “está precioso(a), pero en serio, no puedo” “que lindo (a) ojalá encuentre casa pronto” y así de la nada, pasamos a responsabilizarnos de un animal, a veces geriatra (viejito), enfermo, o en perfectas condiciones, pero que en ningún momento elegimos tener y que claramente era la responsabilidad de alguien más, de ese que no dudó en irse y no regresar.

Perro geriatra abandonado y en una jornada de adopción. Foto tomada por miembros de la fundación promotora del proceso de adopción

¿Y el que ama en exceso y humaniza?

De otro lado, así como están los que abandonan, los hay que aman hasta el punto de humanizar a sus animales pensando que “lo que es bueno para una persona, lo es para su mascota” y por tanto creen que suministrarles dietas con aportes calóricos mayores al necesario es un sinónimo de protección y amor, pero esto sólo lleva al sobrepeso y otras patologías asociadas. Además, hay quienes creen que administrarle los mismos medicamentos que consumen las personas en casos de dolor (Capó et al., 2005); por ejemplo, dolex o acetaminofén, es una buena alternativa; pero es importante tener en cuenta que, esto es perjudicial tanto para los gatos como para los perros. Adicionalmente, en algunas ocasiones hay quienes creen que perforarles las orejas y pintarles las uñas se ve muy de tendencia, pero ¿será acaso esta una actitud muy acorde a la fisiología animal?

¿Qué elegir?

Entre un extremo y otro, ninguno. Claro que como se dijo al principio, lo ideal es la posición del medio, un propietario que se responsabilice por sus animales desde cachorros hasta su muerte, que esté pendiente de sus chequeos sanitarios, su alimentación acorde a su edad, raza y etapa de la vida. Del mismo modo, lo ideal sería que todos los animales tuvieran un hogar, que ninguno conociera el abandono y que los propietarios se informaran lo suficiente antes de tener un gato o un perro, pues de lo contrario no podrán asumir de manera responsable y adecuada un compromiso que es a largo plazo.

Referencias
  • Real Academia Española. (2020). Dueño, ña. Febrero 14, 2021, de Asociación de Academias de la Lengua Española

  • Periodista. (2020). Un nuevo hogar colombiano. Febrero 15, 2021, de PetIndustry

  • Benavides, L.M. (2019). Seis de cada diez hogares del país tienen mascota según Brandstrat. Febrero 15, 2021, de La República

  • Fundación Affinity. (2020). Las cifras del abandono de perros y gatos aún está lejos de descender. Febrero 21, 2021, de Fundación Affinity

  • Capó et al., (2005). Aplicación de la bioética al bienestar y al derecho de los animales. Madrid: Ed. Complutense, S.A.

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Eutanasia, una decisión tan bondadosa como compleja

Eutanasia, una decisión tan bondadosa como compleja

La formación que los médicos veterinarios recibimos en la universidad está principalmente encaminada a salvaguardar la vida y la salud de los animales y las personas; pero, así como los médicos humanos y otros cuantos profesionales, debemos acostumbrarnos a trabajar teniendo a la muerte cerca, reconociéndola siempre como una posibilidad o a veces incluso como una opción terapéutica.

Es así que para muchos de los que trabajamos con animales, la muerte asistida o la eutanasia, se convierte en una aliada para ciertos casos en los que la medicina sencillamente no puede hacer nada más.

¿Qué es la eutanasia?

La palabra eutanasia proviene del grigo “eu” (bueno) y “thanatos” (muerte), lo que significa “buena muerte” o en otras palabras “muerte sin dolor”. Para la medicina veterinaria entonces, la eutanasia se refiere a inducir la muerte humanitaria en un animal a través de un método que sea farmacológicamente aceptado y que no genere ansiedad o dolor (Cabrejo, 2016). En Colombia, según la Ley 576 del 2000, ésta puede realizarse con la voluntad y autorización de la persona responsable del animal y se considera un recurso terapéutico y también una medida sanitaria, lo que quiere decir que es posible llevarla a cabo en los animales que pongan en peligro a las personas, bien sea porque padecen una enfermedad contagiosa grave o por agresividad (Cabrejo, 2016; Henao, 2017).

¿Qué contiene la eutanasia?

Para empezar, es importante tener claro que el protocolo de eutanasia depende del tipo de animal que estemos tratando, ya que no es lo mismo realizarla en un perro que en una vaca o una tortuga. No obstante, sea cual sea la especie, siempre se busca garantizar la ausencia de dolor, angustia y consciencia del animal, así como la seguridad del personal que la realiza y sus responsables (The Humane Society de los Estados Unidos, 2013).

Por lo general, en las mascotas la eutanasia se realiza por medio de una inyección intravenosa de pentobarbital sódico, un medicamento que administrado de forma adecuada, deprime las funciones vitales produciendo la muerte del animal de forma rápida, tranquila e indolora. Por otro lado, cuando se trata de otras especies, se pueden utilizar medicamentos o vías de administración diferentes que proporcionen un buen morir (The Humane Society de los Estados Unidos, 2013).

Foto tomada de Unsplash

¿Cuándo se practica?

En la mayoría de los casos, la decisión de realizar un procedimiento de este tipo no es fácil de tomar para el médico veterinario tratante ni para el responsable del animal, independiente de si se trata de un perro, un gato, un caballo o un ejemplar de la fauna silvestre. La muerte, aunque es un proceso natural e inevitable, significa la pérdida de un individuo que pudo haber sido considerado el miembro de una familia, el sustento económico de una persona o el representante de una especie en peligro de extinción; esto hace que en muchas ocasiones, especialmente cuando se trata de mascotas, la eutanasia traiga consigo sentimientos de tristeza, frustración e impotencia.

Adicional a esto, quienes nos encargamos de la salud animal y nos regimos por un código de ética, tenemos claro que la muerte asistida no es un procedimiento que se elija como primera opción, sino que únicamente se lleva a cabo cuando se acaban las opciones terapéuticas y no es ético prolongar el sufrimiento de un animal, o cuando se trata de una medida de salud pública (AVEPA, 2004).

De hecho, desde finales de la época de los 90, se definieron las razones por las que un profesional puede decidir practicar la eutanasia en un animal, dentro de estas se encuentran (Henao, 2017):

 

1. Edad avanzada: animales muy mayores cuya calidad de vida se encuentre gravemente comprometida.

 

2. Enfermedad terminal: cuando alguna patología grave como el cáncer o la insuficiencia renal crónica, deteriora tanto la calidad de vida del individuo que no tiene sentido prolongar el sufrimiento.

 

3. Trauma: animales que hayan sido víctimas de accidentes, que tengan un compromiso importante de sus funciones vitales y un mal pronóstico.

 

4. Problemas comportamentales: cuando el animal representa un peligro para otros animales o para las personas a su alrededor debido a sus reacciones agresivas.

 

5. Animal sano: puede ser con el fin de hacer control poblacional o investigación científica.

“Mauricio”, perro geriatra. Foto tomada por: Miguel Arango

¿Cómo nos afecta la eutanasia a los médicos veterinarios?

Vamos a hacer un ejercicio, imagina que eres el veterinario de un municipio pequeño y un día te llama una persona que vive en una vereda a 1 hora de la cabecera municipal porque su perro se encuentra enfermo hace algunos días. Cuando revisas al animal, te das cuenta que tiene una obstrucción severa de las vías urinarias que le está generando muchísimo malestar y dolor y que con el tiempo puede llegar a comprometer los riñones, pero no logras resolverla con los recursos que tienes en ese momento. Sabes que hay procedimientos que se podrían practicar en el perro si pudieras llevarlo a un hospital veterinario, pero eres consciente que el más cercano se encuentra a más de 2 horas y que el propietario no cuenta con los recursos económicos para enfrentar el proceso de diagnóstico y tratamiento. Entonces, ¿qué harías? ¿llevarías al animal al hospital veterinario haciéndote cargo de todos los gastos? ¿le aplicarías algún medicamento para aliviar el dolor por unas horas, aún sabiendo que no vas a resolver el problema de base? o ¿realizarías la eutanasia para no prolongar el sufrimiento del animal teniendo en cuenta las condiciones en las que se encuentra?

Seguramente la respuesta no fue nada fácil… Pues bien, ese es el escenario al que nos enfrentamos muchos médicos veterinarios a lo largo de nuestra vida profesional, ya que debemos tomar decisiones teniendo en cuenta muchos factores que a veces no dependen de nosotros pero que sí afectan directamente la calidad de vida de nuestros pacientes y, eventualmente, la nuestra.

Collar de “Benjamín”, una mascota amada por su familia y a quien se aplicó la eutanasia debido a una enfermedad grave. Foto tomada por: Manuela Echeverri

Además de casos dramáticos como el anterior, también debemos lidiar con las peticiones de eutanasia inapropiadas de algunas personas que ya no quieren tener a su animal de compañía, simplemente porque se van a mudar de casa, porque tuvieron un hijo o porque ya se cansaron de cuidarlo (Diario Veterinario, 2019).

Angustia y estrés

Situaciones como estas son las que generan en algunos veterinarios cuadros de ansiedad y frustración que pueden conducir a algo llamado fatiga por compasión, un tipo de estrés que surge debido a la empatía y al compromiso emocional que se desarrolla con los pacientes y que, en el peor de los casos, puede afectar gravemente la salud mental del profesional (Diario Veterinario, 2019; Pintado, 2018).

Como podemos ver, la eutanasia es una medida tan necesaria y bondadosa como compleja, pues aunque suene extraño, siempre se realiza propendiendo por el bienestar del animal pero nunca puede ser tomada a la ligera, sino tras un analisis consciente de todas las caras de la situación.

Referencias
  • Cabrejo, C. (2016). La eutanasia en medicina veterinaria de pequeños animales. Revista electrónica de Veterinaria, 17(7), pp. 1-7.

  • Henao, S. (2017). Eutanasia en animales de compañía Dilemas, encuentros y desencuentros. Revista Colombiana de Bioética, 11(3), pp. 74-108.

  • The Humane Society de los Estados Unidos. (2013). Manual de referencia sobre la eutanasia. Estados Unidos.

  • AVEPA. (2004). Veterinarios y el final de la vida. Eutanasia: Un acto clínico complejo. Barcelona, España: AVEPA, Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales.

  • Diario Veterinario. (2019). La petición de eutanasia, un problema que sufren los veterinarios. Mayo 2, 2021, de Diario Veterinario.

  • Pintado, S. (2018). Programas basados en mindfulness para el tratamiento de la fatiga por compasión en personal sanitario: una revisión. Terapia psicológica, 36(2).

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Foto tomada en Toulousse, Francia por Manuela Echeverri

Hablar de la historia de la medicina veterinaria es evidenciar la estrecha relación que ha existido entre el hombre y los animales, siendo ésta una relación dinámica y cambiante que se ha adaptado a las necesidades del momento histórico en que nos situemos.

Por ejemplo, en el paleolítico, el hombre era cazador y aprovechaba los recursos de la naturaleza para la fabricación de herramientas y la obtención de alimento, lo cual le permitió asegurar su supervivencia y desarrollo de facultades físicas que llevaron a la consolidación de los primeros asentamientos humanos y a que, en un segundo período: el neolítico, se practicara la agricultura (Gómez et al., 2004).

Registros históricos sobre el origen de la medicina veterinaria

Ahora bien, para esclarecer el origen de la veterinaria debemos viajar a Mesopotamia y recordar el código de Hammurabi, que en sus líneas 224 y 225, describe los honorarios y consecuencias que el médico veterinario debía afrontar al realizar un tratamiento en algún animal. Línea 224: “…si el médico de animales ha tratado a un buey o un asno de un mal grave, el dueño de dichos animales dará al médico, a título de salario, un cesto de ciclo de plata”.

Línea 225: “…si el médico de los animales ha tratado a un buey o un asno de un mal grave y ha originado su muerte, pagará la cuarta parte de su precio al dueño del buey o del asno” (Rosende, 1998).

Adicionalmente, en el código de Eshnunna, se describieron los cuidados e indemnizaciones que los propietarios de algunos animales domésticos debían pagar, en caso de que éstos generaran lesiones o perjuicios a terceros (“Las leyes de Eshnunna”, 2013).

Foto tomada por: Manuela Echeverri. Estetoscopio, Termómetro, tabla con dosis, estuche y baja lenguas.

Curandería, mitos y ciencia

En este orden de ideas es importante aclarar que, la práctica de la veterinaria ha estado ligada a conceptos mitológicos y de curandería; por ejemplo en Grecia, el centauro Quirón (una figura mitad hombre y mitad caballo) representaba al educador de héroes y médico destacado.

Además era el padre adoptivo de Esculapio o Asclepio, dios del arte de curar quien a su vez se asociaba con un bastón rodeado por una serpiente. Es por esto que, actualmente Quirón representa el saber médico veterinario y en 1902, el símbolo del bastón fue adoptado unánimemente como emblema de la profesión (Gómez et al., 2004).

Adicionalmente, la civilización griega tuvo otras figuras importantes como Aristóteles, con la zoología como uno de sus mayores intereses, e Hipócrates, considerado el padre de la medicina y del cual se emplea el juramento hipocrático tanto en medicina humana como en veterinaria (claro, haciéndole algunas modificaciones). En el siglo X, bajo la orden de Constantino VII diversos autores de la época participaron en la escritura de “Hippiatrica”, que constituyó una gran recopilación sobre medicina de equinos (Gómez et al., 2004) y que fue aplicada por los árabes, especialmente en la edad media, donde dominaron el arte de diagnóstico y tratamiento enfocado sólo en esta especie, porque los consideraban elementos vitales en su cruzada para difundir la teoría de Mahoma (Rosende, 1998).

Foto tomada por: Manuela Echeverri

Ahora bien, sólo es hasta el siglo XVIII que la medicina veterinaria empezó a ser una profesión “de alto nivel”, con la apertura en Francia de las primeras escuelas donde se dictaban clases relacionadas con la corrección de fracturas, atención de partos y certificación de decesos en humanos debido a la creciente necesidad de estos saberes en las zonas rurales (Gómez et al., 2004). La primera escuela abrió en Lyon, en 1762 y se ha dicho que el origen de la enseñanza de la veterinaria en Europa surgió como una necesidad ante la aparición de diferentes enfermedades en el ganado como la peste bovina, la fiebre aftosa, la viruela en ovinos entre otras (Gómez et al., 2004).

Foto tomada por: Manuela Echeverri

 

En Colombia, en 1884 se organizó el Instituto Nacional de Agricultura donde se daban clases de veterinaria, para lo cual se contrató al Dr. Claudio Vericel y fue entonces en 1885 cuando se creó la Escuela Nacional de Veterinaria de la Universidad Nacional, lugar donde se empezaron a impartir formalmente las clases en un curso de tres años que abarcaba temas que iban desde la parasitología, anatomía y fisiología hasta los básicos de cirugía y herraje. Este curso debió ser suspendido una vez empezó “la guerra de los mil días”. No obstante, el Dr. Vericel se dedicó a la práctica privada y realizó importantes trabajos en el área de la ganadería. Además, se le atribuye la traída del primer microscopio al país y los medios de cultivo (Gómez et al., 2004).

En 1911 se da la creación del Ministerio de Agricultura y es hasta 1950 que, la Escuela Nacional de Veterinaria era el único programa de veterinaria que se tenía en el país; sin embargo, actualmente hay alrededor de 41 ofertas, 16 de medicina veterinaria y 25 de medicina veterinaria y zootecnia (Díaz, 2013). (Ver Campo de acción profesional) Entonces ¿Qué efectos pueden tener 41 programas académicos enseñando simultáneamente las bases de una profesión cada vez más compleja? Pues, lo veremos más adelante!

Referencias

  • Miguel Gómez Reyes, Luis Carlos Villamil Jiménez, Nadia Ariza Silva et al. (2004). Salud Pública Veterinaria en Colombia. Pasado, Presente y Futuro. 24 de julio de 2020, de OPS Colombia.
    Ir a sitio web
  • Sergio Rosende. (1998). Reseña histórica de 100 de enseñanza de la medicina veterinaria en Chile y su proyección futura. Avances en Medicina Veterinaria, 13. 24 de julio de 2020.
  • Las leyes de Eshnunna.
    Ir a sitio web
  • Díaz, Gonzalo. (2013). La proliferación de facultades de veterinaria en Colombia y su impacto sobre los salarios de los veterinarios. Revista de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, 60(1), 09. Retrieved July 24, 2020, from Ir a sitio web

Si vas a citar este artículo:
Echeverri, M. (Septiembre 13, 2020). Historia de la medicina veterinaria. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/retos-de-la-veterinaria/historia-de-la-medicina-veterinaria

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