Foto tomada por: Yulia Morales
Pues bien, esta idea no se encuentra muy alejada de la realidad si tenemos en cuenta que pertenecemos al grupo de 17 países catalogados como megadiversos, en el cual se encuentran 8 naciones americanas, 5 asiáticas y 4 africanas. En dicho grupo se halla aproximadamente el 70% de la biodiversidad mundial, lo que significa una cuota importante de responsabilidad en cuanto a la preservación de ecosistemas como beneficio para la humanidad. De ese 70%, el 10% se encuentra en Colombia, lo que nos permite obtener el puesto del segundo país más biodiverso del mundo por km cuadrado (Colombia Co, s.f; González et al., 2012).
Nuestra diversidad de fauna y flora es tan grande que estamos catalogados como el país con mayor número de especies de aves (1.834) y anfibios (700), ocupamos el segundo lugar en especies de plantas con flores (26.500 aproximadamente) y somos los primeros a nivel neotropical en riqueza de helechos (1.600), musgos (976) y líquenes (1.700). Asimismo, en nuestro territorio se desarrollan 512 especies de reptiles y 492 especies de mamíferos, permitiéndonos apreciar la belleza representada en múltiples formas, tamaños y colores (Rangel-Ch, 2015).
Gran parte de esa riqueza se debe a nuestra localización geográfica, al hecho de que seamos un país tropical, que estemos rodeados por 2 océanos y a la presencia de las 3 cadenas de las cordillera de los Andes. Adicionalmente, nuestros ecosistemas se encuentran ubicados en todas nuestras regiones: Andes, Caribe, Orinoco, Amazonas y Pacífica; no obstante, entre ellas existen grandes variaciones en cuanto a altitud, precipitaciones, número de meses secos y condiciones de los suelos, lo que contribuye a la alta variabilidad ambiental (Etter et al., 2017; González et al., 2012; Rangel-Ch, 2015). De todas nuestras regiones, la Andina se destaca por tener la mayor concentración de diversidad de fauna y flora, siendo el hogar de 974 especies de aves, 484 de anfibios, 274 de reptiles, 349 de mamíferos, alrededor de 11.500 especies de plantas con flores y 1.050 de helechos. Por su parte, en el Chocó biogeográfico, perteneciente a la región Pacífica, se concentra la mayor riqueza de plantas de todos los biomas terrestres húmedos del mundo. (Rangel-Ch, 2015). (Ver Biomas y ecosistemas terrestres)
Foto tomada en Acandí, Chocó por Maria Paula Vélez
En Colombia se reconocen 98 tipos de ecosistemas generales que se distribuyen en marinos, costeros, terrestres y acuáticos, los últimos 3 presentando 74 ecosistemas naturales y 24 transformados por el hombre (SIAC, s.f). (Ver Ecosistemas marinos)
En el caso de los ecosistemas terrestres, cabe mencionar que para el año 2012 el 69% se encontraba en estado natural, el 7% seminatural y el 24% transformado (González et al., 2012). Asimismo, dentro de los más importantes y representativos de Colombia se destacan:
● Páramos: Son las extensas zonas en la parte superior de las cordilleras que se dan entre el bosque andino y el límite inferior de los nevados. Debido a que el suelo de los páramos puede retener grandes volúmenes de agua y regular su flujo, estos son considerados como prestadores de importantes servicios ecosistémicos para las poblaciones. Asimismo, en estas zonas se desarrollan un gran número de especies silvestres, algunas de ellas endémicas y de gran importancia para la biodiversidad. Colombia cuenta con 34 complejos de páramos, representando el 60% de la diversidad de la flora del bioma de alta montaña desde Perú hasta Costa Rica (González et al., 2012; Rangel-Ch, 2015). Todos estos complejos se ven amenazados principalmente por la reducción y desaparición de la cobertura vegetal, la perturbación de la zona, la compactación y la contaminación del suelo, al igual que el deterioro en la calidad del agua (Morales et al., 2007).
Foto tomada en el páramo de Belmira por Yulia Moralesélez
● Humedales de alta montaña: Estos ecosistemas corresponden a las lagunas que se ubican en las montañas, generalmente por encima de los 2.700 msnm, y son la transición entre los ecosistemas acuáticos y terrestres. En Colombia estos humedales están asociados a los altiplanos y al igual que los páramos, son importantes para la regulación y provisión de las aguas para las comunidades de la zona; por lo tanto, su deterioro puede predisponer a inundaciones y sequías (González et al., 2012).
● Sabanas tropicales: Son ecosistemas caracterizados por presencia de hierba y algunos árboles y arbustos dispersos, se encuentran principalmente en planicies de baja altitud (menores a los 400 msnm) en la región de la Orinoquía, la cual representa cerca del 50% del territorio nacional. Son áreas que comúnmente sufren de incendios forestales y tienen suelos poco fértiles. Estas áreas se ven afectadas principalmente por su uso indiscriminado para actividades agropecuarias, especialmente la ganadería (González et al., 2012; Mora-Fernández et al., 2015).
● Bosques secos tropicales: Representan alrededor del 3% de los bosques del mundo, donde las temporadas de lluvia son muy irregulares y, por ende, las temporadas de sequía condicionan las formas de vida del ecosistema, haciendo que la mayor parte de su flora sea endémica y con un alto riesgo de extinción. Los árboles suelen ser más bajos que los de los bosques húmedos y algunas adaptaciones de las plantas son el desarrollo de cortezas gruesas, hojas pequeñas, espinas y la pérdida de hojas durante las épocas de sequía. Estas características tan propias de este ecosistema hacen que sea altamente vulnerable a los cambios climáticos y a la acción humana, de hecho, se considera como el ecosistema más amenazado del país con tan sólo el 1% de su superficie original (González et al., 2012).
● Bosques de niebla: Son bosques que tienen una alta diversidad de especies, especialmente de flora y aves endémicas, considerándose el hogar del 11,6% de las especies de aves amenazadas de América. Se caracterizan por la presencia de humedad permanente en forma de nubes o niebla en la superficie, lo que los hace muy susceptibles a los fenómenos climáticos. Son ecosistemas de distribución fragmentada que prestan servicios a las comunidades locales al capturar, almacenar y liberar el agua (González et al., 2012; Morales & Armenteras, 2013).
Etter et al., 2017. Mapa de transformación de los ecosistemas
Actualmente, todos nuestros ecosistemas se encuentran amenazados por la expansión de la frontera agrícola, la erosión y el uso inadecuado del suelo, el desarrollo de proyectos de infraestructura, la minería legal e ilegal, los cultivos ilícitos y la deforestación (González et al., 2012) (Ver Expansión de la frontera agrícola y zoonosis).
Un estudio realizado en el año 2017 evaluó el estado y la transformación de los ecosistemas colombianos, determinando que el 44% de ellos se encuentra amenazado y con una capacidad limitada para prestar servicios a las comunidades, estando el 27% (22) en estado crítico (CR) y el 17% (14) en peligro (EN). El siguiente es un mapa construido por los mismos autores que permite observar los grados de alteración ecosistémica a lo largo de los últimos 50 años y una predicción para el año 2040 (Etter et al., 2017).
En conclusión, los colombianos somos privilegiados por contar con un territorio tan rico y diverso; sin embargo, es imperativo que nos hagamos conscientes de los recursos que tenemos y sobre todo de la necesidad de preservarlos. Todos los ecosistemas cumplen funciones que posibilitan el desarrollo de pueblos y ciudades, así que es nuestra responsabilidad que los cambios que generemos sobre estos no lleguen a ser irreparables.
Referencias
Vélez, M. (Septiembre 14, 2020). Colombia: país megadiverso. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/la-naturaleza-y-sus-recursos/colombia-pais-megadiverso
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