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Colombia, un contenido especial sobre lo que estamos viviendo

Como ustedes saben, el propósito de este blog es generar conversaciones sobre temas relacionados con la medicina veterinaria y, en medio de la situación que ha surgido en nuestro país, Colombia, no podemos hacernos las de la “vista gorda” y seguir como si nada.

Es por esta razón que decidimos escribir un contenido especial, un contenido que desde el respeto refleje la preocupación sobre lo que está sucediendo en nuestra casa, pues independientemente del país en el que ahora alguna de nosotras resida, el pensamiento y corazón está anclado al lugar en el que se desarrolló gran parte de la vida.

28 de abril

Seguramente, si hemos seguido de cerca las movilizaciones del paro nacional, entenderemos que esta fecha ha marcado un vuelco importante en lo que ha pasado últimamente en Colombia. Para ese entonces, muchas personas marcharon en diferentes ciudades en señal de protesta contra la reforma tributaria que estaba siendo impulsada por el actual gobierno y por supuesto, tras revisar la que sería la reforma, es de entender el descontento colectivo, pues ésta contemplaba numerosos puntos que ponían los nervios de punta y hacían tambalear el presupuesto y la estabilidad de un hogar.

No obstante, si bien el punto principal de la protesta era la reforma tributaria, parte del descontento de los marchantes viene desde tiempo atrás y tiene que ver con situaciones complejas que han venido desangrando nuestro territorio desde hace décadas: la corrupción, la desigualdad, el asesinato de líderes sociales y ambientales, entre otras.

¿Qué pasó en Cali?

A pesar de que en su gran mayoría las manifestaciones se dieron de forma pacífica y respetando el derecho fundamental a la protesta, en algunas ciudades como Cali éstas se salieron de control y se tornaron violentas.

Yo tuve la oportunidad de estar allí durante todos esos días y recuerdo que desde el 27 de abril en horas de la tarde ya se notaba la tensión en las calles, había obstrucción del paso vehicular en algunas vías y el daño a la infraestructura pública también era evidente. A partir de ese momento, y tras la manifestación del 28 de abril, se hizo una jornada de cacerolazos a la 8 pm por varios días, amenizada por las notas del himno nacional, hasta que el presidente informó que la reforma no seguiría adelante. Sin embargo, después de eso las manifestaciones continuaron y lo más preocupante, la ciudad terminó bloqueada y, como muchas otras ciudades del país, en medio de una confrontación muchas veces violenta.

Pero ¿por qué tanta preocupación con los bloqueos en Cali?

A pesar de que entendemos los motivos, la situación es realmente preocupante, pues al bloquear la ciudad y no permitir la libre circulación de los vehículos no sólo se generó un pánico colectivo entre los habitantes de la ciudad, sino que la entrada de alimentos y medicamentos se vio entorpecida a tal punto que se habló de desabastecimiento de frutas, verduras, proteína y combustible.

Bueno, pero y eso del desabastecimiento ¿es grave?

Que los alimentos no pudieran llegar hasta el consumidor final, lejos de lamentable, es preocupante, porque aunque no lo parezca, esto también viola nuestros derechos. Para resumir: “El hambre perpetúa la pobreza al impedir que las personas desarrollen sus potencialidades y contribuyan al progreso de sus sociedades” (Annan, 2002). Además, poner en peligro la seguridad alimentaria y restringir la movilidad por diferentes medios es una forma clara de violencia y, lo más grave es que es una situación que termina afectando a cualquier persona, indistintamente de su cuenta bancaria o el barrio en el que viva.

Adicionalmente, al estar restringida la movilidad y no disponer del abastecimiento normal de alimentos, combustible y en algunos casos, materias primas, muchas empresas han tenido que variar la forma en que venían funcionando, generando un impacto negativo en sus ventas. A grandes rasgos esto se traduce en mayores dificultades para seguir operando y pagando el salario de sus empleados, pues no hay que olvidar que en el contexto actual en el que nos encontramos, de una pandemia, para las empresas privadas ha sido un reto mayúsculo seguir operando con la mayor normalidad posible.

La violencia en diferentes formas

Entendemos que, para ser violentos no hay que sostener un arma, golpear a alguien, vestir un uniforme o una capucha. Los comportamientos violentos pueden expresarse de diferentes formas; por ejemplo, actualmente basta con acceder a las redes sociales para verlas inundadas de insultos y comentarios rudos y despiadados. Ahora el que piensa y siente diferente es un “vendido”, “un corrupto”, “un vándalo”, “un ignorante”, “un izqui…”, “un uribi…”, “un petri…”. Mejor dicho, las redes pasaron a convertirse en el campo de batalla digital y la cloaca colectiva de todos los bandos, pues la confrontación que se ha observado en las calles se ha trasladado al escenario digital.

Para algunos, los policías y demás oficiales son los responsables del incremento en la violencia en las últimas semanas, pues éstos personifican los mayores escándalos de brutalidad y exceso de poder, y para otros, han sido las personas del común las que, en medio de las manifestaciones, han desvirtuado el objetivo real de la protesta y han herido y atentado contra la fuerza pública. Este escenario lo único que ha hecho es aumentar la división ideológica y la agresión física y/o verbal, pero ¿valdrá la pena seguir perpetuando la estigmatización entre unos y otros?, suficiente tenemos con llevar años cargando la herencia que nos dejaron figuras producto del narcotráfico y que hacen que en el extranjero el nombre de Colombia siga asociándose a este tipo de prácticas. Es verdad que, históricamente, han existido abusos de la policía, pero por esa razón no podemos generalizar y afirmar que “todos son malos” y en el caso de los manifestantes, claro, la protesta es un derecho, pero la agresión a otras personas y el daño a los bienes públicos, no debe ser tolerado, ni siquiera en el marco de una protesta.

Responsabilidad individual

Valga aclarar que, en este espacio, somos fieles creyentes de que más allá de la culpa que le solemos adjudicar a nuestros gobernantes, como personas del común también podemos y debemos aportar. Así como algunos dicen, la corrupción es como un cáncer, y nos enferma a todos. Cuando no queremos pagarle completo el valor del mercado a la vendedora de la plaza, cuando sabemos que cometimos una infracción de tránsito pero pretendemos pagarle al “azul” para que nos deje ir, cuando entregamos en un almacén un billete que sabemos que es falso, cuando compramos productos que tenemos claro que tienen un origen ilegal, cuando abrimos un paquete de mecato en el supermercado, nos lo comemos y nos vamos sin pagarlo o cuando nos saltamos el torniquete del Metro, estamos actuando de manera deshonesta y corrupta. Y aunque es cierto que no nos estamos robando millones de pesos como otros, sí estamos representando esa frase tan característica de nuestra cultura que dice “el vivo vive del bobo”.

Lo que se puede hacer

Primero, si quiere compartir información del paro nacional y apoyar las marchas, adelante, es completamente entendible y está en su derecho, pero por favor, no agreda verbalmente a las personas que piensan diferente. ¡Cada quien es libre de elegir! Además, si observa que durante las marchas están actuando de forma que otras personas y los bienes públicos se afecten, no participe de eso, pues creemos que haciendo esto se desvirtúa el objetivo de la protesta. Segundo, si va a compartir información, asegúrese de que sea de una fuente confiable, pues ¿para qué contribuir al caos de la desinformación compartiendo noticias falsas? Y tercero, vote, hágalo por quien usted crea que puede brindar soluciones y no más disyuntivas, pero ¡por favor vote!

¿Y nosotras?

Desde acá creemos que la violencia no es la forma de tramitar ni de solucionar los asuntos, por eso rechazamos rotundamente cualquiera de sus manifestaciones, venga del bando que venga.

Entendemos que somos un país mestizo, donde aquejan males como la minería ilegal, esa que está vertiendo mercurio y otros metales pesados a nuestros ríos y que se están bioacumulando en diversas especies de agua dulce; un país donde los vacíos legales y la complejidad geográfica del territorio hace que numerosas especies silvestres sean presas fáciles del tráfico ilegal; un lugar en el que retomar o no los regadíos aéreos con el glifosato representa una decisión sumamente compleja desde el punto de vista de la seguridad alimentaria para algunas comunidades indígenas y la salud de animales silvestres; un lugar diverso en el que la tala ilegal de madera, especialmente en el Amazonas, comparada con todo lo demás que pasa a nivel económico y social, parece un problema menor… Desafortunadamente somos un país hermoso, pero donde el dolor nos ha dividido y todavía lo sigue haciendo…

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