Antes que nada, hay que iniciar diciendo que los ecosistemas marinos hacen parte de un gran conjunto conocido como los ecosistemas acuáticos, en donde se tienen los ecosistemas de agua salada, los marinos, y los de agua dulce, los continentales.
Adicionalmente, en los ecosistemas marinos hay una diversidad enorme entre los que se destacan: el océano, las zonas costeras, los arrecifes, los manglares, los estuarios, las aguas someras y marismas (Fernández, 2019). Por ejemplo, en Colombia, el estudio de los manglares y los arrecifes coralinos ha acaparado la atención de la comunidad científica debido a razones como el importante papel de los primeros en el sostenimiento de los humedales y de los segundos debido a su atractivo paisajístico (Díaz et al., 2003).
Foto tomada por: Juan Carlos Toro
Para describir lo que hace especial y diferente a cada uno de estos ecosistemas es necesario mencionarlos uno a uno. Así que comencemos.
1. El océano: está comprendido por grandes masas de agua, lo que corresponde a las 3/4 partes de la superficie de la tierra. Años atrás se decía que sus recursos eran inagotables (Rodríguez et al., 2010), ahora debido al crecimiento de la población, la intensa actividad pesquera, la contaminación ambiental, el calentamiento global y otros factores, asegurar algo así no sería un posición muy sensata. Una de sus funciones principales es captar una porción del CO2 (Dióxido de Carbono) que se encuentra presente en la atmósfera para regular la temperatura del planeta (Energía today, 2020)
2. La zonas costeras: aunque no ocupan superficies tan grandes como el océano, ofrecen servicios económicos de gran importancia debido a la producción biológica que poseen, gracias a lo cual los han llegado a comparar con los bosques tropicales (Rodríguez et al., 2010). Además, entre el 50 y 60% de la población a nivel mundial vive en una franja de costa marítima de 100km (Guldberg, H et al., 2015). 3. Arrecifes coralinos: se consideran refugios y zonas de alimentación para muchos animales. Cabe aclarar que, se localizan en aguas cálidas más que en templadas (Energía today, 2020).
4. Los manglares: son especies de árboles llamados “árboles de mangle” que crecen en el agua salada y se caracterizan por tener unas raíces grandes y prominentes. Es un hábitat de diferentes mamíferos, moluscos, peces y reptiles. Tienen un papel relevante en la absorción de los gases efecto invernadero, de ahí que se conozcan como “los bosques azules” (Aquaefundación).
5. Los estuarios: se consideran como la llegada del mar a un río o como la interacción entre el agua salada y dulce, por lo que hay quienes dicen que este tipo de ecosistema no es marino (Planeta Azul, 2019).
6. Aguas someras o poco profundas: pueden tener máximo 30 metros de profundidad. En el Pacífico colombiano, la pesquería del camarón tanto de aguas profundas como someras es unas de las principales actividades económicas relacionadas con la pesca, no obstante, se ha descrito la sobreexplotación del recurso sobretodo en el caso del camarón de aguas someras tanto por los pescadores artesanales como por la flota comercial (pesca más industrializada) (Rodríguez et al.,2012).
7. Las marismas marinas: son como las ciénagas, pero a diferencia de éstas, el agua contenida es una mezcla de agua dulce y salada (“salobre”). Adicionalmente se caracteriza por poseer una vegetación abundante.
Foto tomada por: Manuela Echeverri
De otro lado, y en un contexto general, la flora que predomina en muchos de estos ecosistemas está representada por las algas y los pastos marinos (Fernández, 2019), que se pueden describir como plantas con flores, los cuales no son tan atractivos si se comparan con los colores aportados por los corales, pero tienen una función vital al ser áreas de cría para muchas especies de peces. Además, ayudan a estabilizar la línea de costa, es decir, el límite entre “la tierra firme” y el mar (Díaz et al., 2003). La importancia de los pastos marinos es tal, que el Reglamento de Pesca de la Unión Europea para el Mediterráneo ha prohibido la pesca de arrastre (aquella en donde se tira la red hasta el fondo y es arrastrada) en todas las áreas donde existan praderas de Posidonia oceanica, el pasto marino por excelencia del Mediterráneo (Junta de Andalucía, 2014). En Colombia, las praderas sólo se han descrito en el mar Caribe, claro no de P. oceanica, porque para nuestro caso la Thalassia testudinum es la más frecuente (Díaz et al., 2003).
En cuanto a la fauna marina, para describirla en detalle, este espacio no sería suficiente pues los ecosistemas marinos ofrecen una diversidad biológica muy amplia, pasando por los mamíferos como las ballenas, delfines y focas, los reptiles como las tortugas, una gran variedad de especies de peces, los cefalópodos como los calamares, pulpos y sepias hasta algunos menos carismáticos como los condrictios (los tiburones), las rayas y quimeras.
Foto tomada por: Manuela Echeverri
Para terminar, solo resta decir que la importancia de estos ecosistemas va más allá de la gran cantidad de especies que viven en ellos, ya que hay fenómenos como el aporte de proteína, la regulación de la temperatura atmosférica y las relaciones de sustento de un sinnúmero de personas que viven en comunidades costeras donde el dinero llega de vez en cuando que dependen de la salud e integridad de los ecosistemas marinos.
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