Esta es una muy buena pregunta porque, usualmente, podemos confundir y pensar que cuando hablamos de los gatos ferales y los gatos domésticos estamos refiriéndonos a los mismos animales, pero la invitación es a que exploremos juntos las diferencias.
Para empezar, los gatos ferales se caracterizan porque no están domesticados y, desde su nacimiento no han tenido contacto con las personas, por lo que su cercanía les resulta incómoda y muy estresante; en cambio, para los gatos domésticos el contacto con las personas es una situación a la que han estado expuestos desde que son muy pequeños (Nussbaum, 2020).
Ellos prefieren los lugares apartados y en los que no tengan contacto con las personas, pues como ya lo dijimos, esto los hace sentirse incómodos e inseguros; por lo tanto, es bastante común que elijan sitios como construcciones abandonadas y parques (Nussbaum, 2020).
Gato feral. Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave
Este término se emplea para definir un grupo de varios gatos ferales que viven en un lugar determinado.
Los gatos ferales son cazadores muy hábiles por lo que se alimentan de presas que capturan en los lugares que habitan. Además, en algunas zonas pueden llegar a alimentarse de restos de comida y basuras dejados por habitantes humanos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que estos gatos se comportan muy diferente a los gatos domésticos, pues la presencia de una persona les genera altos niveles de estrés y miedo ya que no están familiarizados con este tipo de contacto y, es por esta razón que, si ven a alguien merodeando cerca de donde viven, se esconden o escabullen hasta sentirse “a salvo”.
Colonia de gatos de ferales. Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave
Desde hace más de 30 años y tras múltiples estudios, se determinó que la mejor estrategia para establecer el control de las colonias es el Método CES: Captura, Esterilización y Regreso al sitio de captura o, en inglés, TNR: Trap, Neuter and Return (Nussbaum, 2020) por lo que los gatos ferales son capturados por personal capacitado de las sociedades protectoras de animales o Alcaldías, desde donde se encargan de esterilizarlos e identificarlos y una vez completado el proceso médico veterinario, los animales deben ser devueltos al lugar de donde fueron capturados.
Lo cierto es que para algunas personas el sacrificio de los gatos ferales podría imponerse como una buena alternativa; sin embargo, no hay razones éticas ni médicas muy claras para hacerlo porque hay que tener presente que los gatos también cumplen una función relevante en el control de roedores, importantes transmisores de enfermedades como la leptospirosis.
Para iniciar, hay que recordar un hecho muy claro: las gatas son poliéstricas estacionales; es decir, presentan varios celos o “calores” (como le suele decir la gente) a lo largo del año, por tanto, son animales que pueden tener una gran descendencia en un corto período de tiempo (Nussbaum, 2020). Por tanto, al esterilizarse, se disminuye la tasa de natalidad de la colonia. Además, esto ayudará a disminuir las peleas entre machos y otro tipo de conductas asociadas a territorialidad.
En algunos países, una vez que el gato ha sito capturado y trasladado para que los médicos veterinarios encargados lo esterilicen, y bajo anestesia, se le hace un pequeño corte en una oreja para identificar que es un gato feral que ha pasado por el protocolo TNR o CES.
No, porque como ya lo vimos antes estos gatos son animales que no están acostumbrados al contacto con las personas por eso no les gusta los mimos, las caricias, ni estar encerrados.
Comunícate con una Sociedad Protectora, Albergue o incluso con la Secretaría de Medio Ambiente de la Alcaldía en el municipio en el que vives. Infórmales sobre la situación para que ellos puedan tomar decisiones e intervenir de la mejor manera.
Colonia de gatos ferales. Foto tomada por: María Paula Vélez
Honestamente, no. Aunque suene cruel lo ideal es no alimentarlos, pues si lo haces corres el riesgo de que, si no son esterilizados rápidamente, la colonia crezca exponencialmente, convirtiéndose en un gran problema. Además, como ya lo mencionamos, estos animales son hábiles cazadores, así que no tendrán lío para encontrar alimento.
Como opinión y también como sugerencia, nuestra posición es pedir que no se alimenten los gatos ferales, porque hay tres hechos que debemos tener en cuenta:
1. La alta fertilidad de esta especie.
2. Que son animales que tienen una conducta muy diferente a la de los gatos domésticos.
3. El punto más importante es promover la esterilización.
Comida y agua dejada para alimentar a los gatos ferales. Foto tomada por Juan Felipe Arroyave
De todas formas, si eres amante a los animales y en especial a los gatos y sigues dudando, te entendemos. Lo único que te pedimos es que antes de empezar a alimentar la colonia, te asesores de la autoridad ambiental competente en el lugar donde vivas y les preguntes. Seguramente ellos podrán darte recomendaciones muy útiles y que podrás aplicar según sea tu caso.
Si, muchos. Por eso pedimos que antes de empezar a alimentarlos descontroladamente te asesores de personal experto, pues de entrada sabemos que este es un tema que hay que aprender a mirar desde muchas perspectivas y entendiendo cada caso con sus particularidades.
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