Para nadie es un secreto que el uso de las redes sociales en los últimos años se ha convertido en una actividad rutinaria y a la que muchas personas nos hemos vuelto “adictos” en algún momento.
Muchos estamos acostumbrados a pasar varias horas al día mirando el celular, para enterarnos de los últimos chismes o noticias de nuestros amigos, conocidos e incluso de algunos desconocidos; de hecho, hemos llegado a estar más pendientes de las vidas de otras personas que de las propias y eso ha llevado a que algunos aprovechen esa atención extra para aumentar su fama y convertirse en personalidades del mundo digital o también llamados influenciadores.
Los influenciadores son personas que, a través de sus redes sociales, generan contenido sobre temas específicos para compartirlos con una comunidad digital que los sigue e interactúa con ellos. Muchas de las campañas publicitarias que realizan las marcas actualmente utilizan a estas personalidades para promocionar sus productos o servicios y así poder aumentar sus ingresos y reconocimiento en el mercado (Bustos, 2020); de hecho, entre los años 2016 y 2017 este tipo de propaganda en Colombia creció en un 275%, ya que se sabe que aproximadamente al 80% de la población le da más confianza la publicidad que surge a través de las recomendaciones personales, por lo que muchas empresas se valen de la credibilidad que inspiran estos famosos para llegar a un mayor número de clientes potenciales (Dinero, 2018).
Foto tomada de Unsplash
Si bien es cierto que los influenciadores han revolucionado las estrategias publicitarias y le han permitido a muchísimos emprendimientos y pequeñas empresas crecer y posicionarse en el mercado, la mayoría de ellos además de utilizar sus redes como un medio de trabajo, también las usan para mostrar sus vidas personales y sus hábitos a sus seguidores, lo cual sirve para crear empatía y afianzar su relación virtual con ellos. Sin embargo, que las rutinas de estos personajes sean públicas y estén al alcance de un solo click para cualquiera de nosotros, los “simples mortales”, tiene como consecuencia negativa que caigamos en la mala costumbre de compararnos con ellos y de anhelar poseer sus bienes o vivir sus mismas relaciones; de ahí que algunos los tomen como ejemplo de vida y lleguen al punto de imitarlos sin considerar las consecuencias de sus acciones. Ejemplos de este tipo de actitudes sobran cuando miramos las publicaciones en que algunos posan con animales silvestres, cuya tenencia y comercialización es ilegal en nuestro país y, además, leemos los comentarios de una considerable cantidad de seguidores que expresan su deseo de adquirir uno de esos animales o felicitan a su ídolo por lo bonito y “cool” que se ve haciendo algo que claramente no debería estar haciendo.
Foto tomada de Unsplash
De la misma manera, cuando ciertas celebridades, tal vez con la finalidad de aumentar su popularidad, empiezan a volverse excéntricos y a gastar de forma desmesurada sin considerar el impacto que sus excesos tienen en el medio ambiente, se vuelven tendencia actitudes tan extrañas como la de utilizar cientos de globos para la decoración de una fiesta de cumpleaños, globos que después de un par de horas y en el mejor de los casos van a parar a la basura, donde pueden tardar cientos de años en degradarse y, en el peor de los casos, terminan en los ríos, las playas y los mares convirtiéndose en objetos potencialmente letales para la fauna acuática.
Ahora bien, sé que no se puede generalizar y que no siempre los famosos del mundo digital viven o promocionan realidades que van en contravía de lo que el planeta realmente está necesitando. Hay muchas celebridades que utilizan su poder de influenciar a otros para hacerlo de manera positiva y les gusta dar a conocer iniciativas que inspiran al respeto, la equidad, la sana convivencia, la protección del medio ambiente y la sostenibilidad.
En el mundo en el que vivimos, donde la tecnología y la comunicación a través de la virtualidad se hace cada vez más importante y prácticamente indispensable, creo que vale la pena hacer filtros y empezar a detectar a quienes probablemente no nos están enseñando tanto y no se merecen que les dediquemos nuestro tiempo y energía, pues lo que termina sucediendo es que descuidamos a las personas que sí nos aportan por estar detrás de alguien que parece cercano pero es un fantasma de esta llamada “realidad virtual”. Tengo muy claro que todos somos diferentes y libres de definir qué es lo que nos gusta y lo que no, pero considero que vale la pena hacer el esfuerzo de ver un poco más allá y tomar una actitud más crítica frente a lo que vemos en internet.
Foto tomada de Unsplash
Con seguridad, del Amazonas hemos oído decir que “es el pulmón del mundo”, “es el río más caudaloso y largo”,...
Hablar de mataderos o como dirían algunos de forma mucho más sofisticada y técnica “plantas de beneficio” no es el...
Puede que para muchos, el título de este artículo les permita tener la imagen de unos peces coloridos nadando en...