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¿Qué hacer después de graduarse?

Cuando uno es estudiante, sueña con el día en que pueda tener el diploma de grado en las manos, pero lo que a muchos nos toma por sorpresa es que de un día para otro estamos en la casa sin saber qué rumbo emprender, y por si eso no bastara tenemos a la familia, amigos y conocidos preguntándonos en coro ¿y ahora qué vas hacer? Ante ese panorama, uno no sabe si volver como voluntario a esas clases de 6 de la mañana con tal de no estar en la casa enfrentando las miradas inquisidoras y los cuestionarios interminables de los papás y todo el árbol genealógico.

Ojalá el grado, la celebración y el estado de júbilo duraran más, pero no! de un momento a otro, después de estar 5 años, en el más rápido de los casos, aprendiendo de memoria la ubicación de todos los huesos, enfermedades y tratamientos específicos de especie y soportando a unos cuantos profesores que la pedagogía la olvidaron en algún punto del camino, pasamos a tener que decidir qué hacer con la vida, a buscar trabajo y a enfrentarnos a la realidad laboral. Entonces, como bien me dijo Maria en su momento, parecíamos “Nemo” nadando en el inmenso océano.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

Recuerdos

“¿Por qué no mandas la hoja de vida a una agropecuaria o a esa clínica?” “¿Qué tengo que hacer?, ¿Cuánto pagan por hacer turnos?” “Todos los turnos que me ofrecen son en la noches” “Yo lo que quiero es trabajar con grandes especies” “Yo quiero dar clases” “Yo quiero trabajar con fauna silvestre” “¿A quién conoces para que me ayude a entrar a trabajar en “x” lugar?” “Yo voy a estudiar una maestría”. Estas y otras frases circulaban de un lado a otro entre mis compañeros recién graduados, y si me preguntan mi caso particular, solo recuerdo haberle dicho a un gran amigo y mentor “Pero… yo quiero trabajar con mamíferos marinos y comunidades costeras. Lo mío es el mar”, a lo cual él me respondió con tono sarcástico y sorprendido: “Manuela, lo que usted quiere es ser gerente” Claro, sus palabras me las tomé con humor, estaba en Medellín, recién graduada, y él me hablaba desde la voz de la experiencia.

La realidad laboral

En Colombia, empezar a buscar trabajo no es un plan para envidiar; para julio de 2020 la tasa de desempleo nacional aportada por el DANE fue del 20,2% (DANE, 2020); es de entender que la cifra haya aumentado debido a la situación actual de contingencia económica originada por el coronavirus y que, valga aclarar no sólo ha afectado a nuestro país; sin embargo, del tema de los salarios y “el mercado laboral” hablaremos con detenimiento en un próximo artículo pues es un asunto que vale la pena mirar más allá de la punta del iceberg.

Frases comunes

Seguramente el que se haya puesto a presentar entrevistas de trabajo o enviado hojas de vida ha escuchado frases tan cordiales como estas “No te preocupes que nosotros te avisamos”, “Te estamos llamando” “Tu perfil nos gusta mucho, pero en este momento no tenemos nada para ofrecerte” o incluso, algunos hemos leído propuestas laborales en donde por poco exigen ser políglotas, saber de gastronomía, conducir moto y carro, saber desenvolverse con propiedad ante un público, comercializar productos, realizar cirugías, atender clientes, estar disponible 24 horas los 7 días de la semana, preferiblemente no tener una vida matrimonial ni hijos y si puede acreditar experiencia superior a 3 años o más, mucho mejor; pero, si hablamos del salario, la situación es como para ponerse a reír o llorar, dependiendo del estado anímico en el que uno lea o le hagan la propuesta.

Ilustración realizada por: Elsa Ramírez

El tapete rojo

Ahora bien, aquí nadie está hablando que tras el grado nos deberían estar esperando con una alfombra roja en todo lado, eso sería utópico. Sólo se quiere poner sobre la mesa el hecho de que ese inicio es de todo, menos sencillo; o bueno, lo será para algunos, pero no para la mayoría. Nosotras, por ejemplo, pasamos por enviar hojas de vida como maniáticas, hacer entrevistas en lugares que no habíamos contemplado, acudir a los amigos y decidir empezar por donde se abriera el camino. En mi caso, mi primer trabajo después de graduarme lo realicé en una Agroveterinaria, de la cual tengo los mejores recuerdos, un lugar en el que fui la “Vapor” Va por todo, pero tuve la dicha de contar con unos jefes maravillosos; Maria, por su parte, comenzó haciendo turnos en una clínica de pequeñas especies para luego quedarse durante un tiempo realizando esa actividad. Después ambas decidimos salir del país y realizar voluntariados en nuestras áreas de interés, ella en fauna silvestre y yo en el mundo marino.

Y ¿entonces?

Los primeros meses después del grado son difíciles, pero no imposibles. Con un poco de ayuda de los amigos y colegas con más experiencia se puede arrancar y empezar a direccionar el camino hacia las verdaderas pasiones. En lo personal, todos los lugares donde he estado, las actividades donde me he desempeñado y las personas con las que he tenido la oportunidad de estar en contacto me formaron para perseguir mi sueño, la gerencia no me suena tanto, pero los mamíferos marinos y el mar, sí!

Referencias
  • DANE. (2020). Gran Encuesta de Hogares (GEIH) Mercado Laboral. 17 de septiembre de 2020, de Sistema Estadístico Nacional de Colombia

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