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“Es natural y está bien que los gatos cacen aves y otros animales”

“Es natural y está bien que los gatos cacen aves y otros animales”

Para los amantes de los animales, tener un gato como mascota puede ser un sueño hecho realidad. Los gatos son seres elegantes e inteligentes, con ojos hermosos y caritas irresistibles y, si corres con la suerte de ser elegido por ellos, pueden ser también muy amorosos y leales.

No obstante, es bien sabido que los felinos son cazadores por naturaleza, lo cual en muchos casos significa que esa bola de pelos que tenemos en casa puede llegar a convertirse en algo parecido a un monstruo y acabar con la vida de decenas de aves, reptiles y pequeños mamíferos. Lo primero que debemos entender es que estas cacerías, que a los ojos de muchos propietarios son inofensivas, pueden llegar a afectar poblaciones enteras de especies silvestres e incluso causar desequilibrios en los ecosistemas donde habitan (James, 2020).

Foto tomada por: Yoko Correia (Unsplash)

Implicaciones de los gatos cazadores

Una de las consecuencias principales de las artes “ninja” de nuestras mascotas para cazar, es la reducción del número de animales silvestres de una zona determinada. Ahora, esto podría parecer algo irrelevante si únicamente tenemos en cuenta los 5 ó 10 pajaritos que mata un gato en el año, pero si escalamos esa cantidad de presas a nivel global y además tenemos en cuenta a los millones de gatos sin dueño, la cosa se pone mucho más grave.

Tan importante es esta situación, que los felinos domésticos han sido catalogados como una de las causas principales de la extinción de 63 especies de vertebrados a nivel global (James, 2020). Asimismo, se calcula que tanto los gatos mascota como los callejeros producen anualmente la muerte de 100 a 350 millones de aves en Canadá, y de 1.3 a 4 billones de aves y 6.3 a 22.3 billones de mamíferos en Estados Unidos (Blancher, 2013; Loss et al., 2013).

Adicional a la muerte de individuos a causa de los felinos, la presencia de animales domésticos en el hábitat de la fauna silvestre hace que el riesgo de transmisión de enfermedades se eleve. De esta manera, la prevalencia de algunos parásitos y virus, e incluso de zoonosis como la toxoplasmosis y la rabia, puede aumentar debido a este tipo de interacciones que de forma natural no se presentan (Crowley et al., 2020). Igualmente, la competencia directa por los recursos y las presas que se da entre los gatos domésticos y los carnívoros silvestres, hace que no sólo se afecten especies menores, sino también otras con un nivel más alto en la cadena alimenticia (Mella & Flores, 2018).

Entonces... ¿es mejor no tener gatos?

Ahora bien, tampoco se trata de estigmatizar a los mininos y dejar de amarlos como lo hacemos. La realidad es que el instinto depredador está muy bien puesto dentro de su código genético, a pesar de haber sido domesticados hace aproximadamente 5 mil años. De hecho, se sabe que la conducta de cazar no se debe a que el gato esté hambriento, ya que este instinto y la sensación de hambre están controlados por zonas diferentes del cerebro, por lo que no podemos culpar a nuestra mascota de hacer algo para lo que está genéticamente programada. Además, fuimos los seres humanos quienes hace miles de años introdujimos a estos animales adorables en diferentes ecosistemas y los pusimos en contacto con otras especies que evolucionaron sin tener que preocuparse por depredadores tan insaciables (Mella & Flores, 2018).

Foto tomada por: Dorothea Oldani (Unsplash)

Lo que podemos hacer

Es por esto que es nuestra responsabilidad como propietarios hacernos responsables de los gatos de nuestro hogar y minimizar, ojalá a cero, las víctimas de sus juegos de depredador. Es así como la tenencia responsable de mascotas y el control poblacional de animales con dueños y callejeros son la clave para evitar que millones de especies silvestres continúen viéndose afectadas por una cacería realmente innecesaria (Crowley et al., 2020; Strycker, 2019).

Acciones concretas como mantener las puertas de casa cerradas, vigilar de cerca lo que hace nuestra mascota, e incluso esterilizarla, ayudan a evitar que ésta salga al exterior, deambule y desarrolle sus instintos de cazador. Además, con esto no sólo preservamos los ecosistemas en su estado natural, sino que también mantenemos a nuestros felinos seguros y con menores probabilidades de sufrir accidentes como atropellamientos o envenenamientos (Crowley et al., 2020).

Finalmente, cuando nos declaramos amantes de los animales, implícitamente estamos asumiendo la responsabilidad moral de cuidar tanto a los que se encuentran bajo nuestro techo, como a los que enriquecen el medio ambiente en el que vivimos, por lo que debe ser igual de importante cuidar de nuestros gatos como de las aves, reptiles y mamíferos pequeños que pudieran llegar a ser sus presas.

Referencias
  • James, C. (2020). Los gatos domésticos mataron a los 232 animales de esta foto en solo un año. Febrero 28, 2021, de National Geographic

  • Loss, S., Will, T. & Marra, P. (2013). The impact of free-ranging domestic cats on wildlife of the United States. Nature Communications, 4 (1396).

  • Blancher, P. (2013). Estimated number of birds killed by house cats (Felis catus) in Canada. Avian Conservation and Ecology, 8(2).

  • Crowley, S., Cecchetti, M. & McDonald, R. (2020). Diverse perspectives of cat owners indicate barriers to and opportunities for managing cat predation of wildlife. Frontiers in ecology and the environment, 18(1), pp. 544-549.

  • Mella, I. & Flores, R. (2018). Mi gato es un depredador ¿Quién tiene la culpa?. Febrero 28, 2021, de Universidad Veracruzana Ciencia y Luz

  • Strycker, N. (2019). ¿Qué podemos hacer para salvar a las aves de los gatos?. Febrero 28, 2021, de National Geographic

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Hay que admitirlo, los bebés de muchas especies de animales son tan tiernos que sólo provoca abrazarlos y tenerlos como un peluche a nuestro lado. No obstante, esa característica, que debería ser buena, resulta una condena para ellos y sus familias, ya que es precisamente por esto que algunas personas sin escrúpulos los arrebatan de sus madres con el fin de venderlos a quienes muchas veces sólo tienen buenas intenciones.

A varios de nosotros nos ha pasado que viajando por las carreteras de nuestro país e incluso estando en algún mercado, nos encontramos de frente con alguien que tiene en sus manos a un animal silvestre, por lo general una tortuga, un ave o un primate bebé, y lo está vendiendo a quienes van pasando por ahí. Algunos toman la decisión de comprarlo simplemente porque les gusta y creen que tenerlo les va a añadir cierto status a su estilo de vida, pero otros sucumben ante la lástima que les genera ver al animalito tan indefenso y deciden pagarle a esa persona el dinero que les pida con tal de liberarlo de las penurias que atraviesa. Sin embargo, en ambos casos los compradores desconocen las implicaciones y los riesgos que tiene adquirir un animal silvestre y, sobre todo, el error tan grande que están cometiendo al apoyar de forma directa esta cadena de tráfico ilegal.

Mono ardilla. Foto tomada por: Yulia Morales

Para interiorizar...

Lo primero y probablemente lo más importante que hay que entender es que casi siempre, para que un animal pueda ser vendido en la carretera o en algún mercado, cientos han tenido que morir durante la captura o el transporte, especialmente las madres de esos bebés que se venden y otros miembros de su manada que los defienden con su vida (Camargo & Jaramillo, s.f).

Casos como el ocurrido hace aproximadamente 2 meses en Ecuador, en el que se incautó una maleta con 185 crías de tortugas gigantes de Galápagos que pretendían ser llevadas desde la isla hasta una ciudad principal del país, ilustran lo cruel de esta problemática. En este caso, las tortugas iban todas envueltas en plástico y bajo condiciones de estrés y hacinamiento graves. De hecho, quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar con animales silvestres, sabemos lo resistentes que son estos reptiles, así que el hecho de que se hayan encontrado 16 individuos muertos al momento de hacer el decomiso, habla claramente de las pésimas condiciones y el maltrato al que fueron sometidos (Elcacho, 2021).

Además del difícil viaje que debe atravesar un animal salvaje para lograr ser extraído, transportado y vendido a un consumidor final, lo que muchas personas no tienen en cuenta a la hora de adquirirlo es que la alimentación y el cuidado que estas especies requieren para su adecuado desarrollo jamás se los podremos proveer los seres humanos, puesto que son animales diseñados para consumir alimentos especiales y cumplir funciones biológicas que encuentran únicamente en su hábitat natural y con los suyos (Camargo & Jaramillo, s.f).

Del mismo modo, al traer una tortuga de río, una lora o un perezoso a nuestras casas, nos estamos exponiendo a enfermedades que estos animales nos pueden transmitir, como bacterias, parásitos y virus que pueden llegar a ser muy graves e incluso mortales para nosotros (Monsalve et al., 2009). Un ejemplo de esto es la psitacosis, una enfermedad producida por la bacteria Chlamydia psittaci, cuya transmisión se da desde aves infectadas hacia las personas a través de aerosoles y que puede generar alteraciones graves en el cerebro, los pulmones, el hígado, el corazón y los riñones (Jiménez-Cordero & Jiménez-Pernudo, 2016).

Lora víctima de la fractura intencional de un ala por parte de su traficante y rescatada por la Comunidad Inti Wara Yassi en Bolivia. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Cifras en Colombia

Según el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, entre los años 2005 a 2009 las Autoridades Ambientales reportaron el decomiso de 211.571 animales vivos, siendo el 80% reptiles, el 14% aves y el 4% mamíferos. Lo más delicado de esto, es que de las 773 especies que se recuperaron de las manos de algún vendedor o comprador, 58 se encuentran en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estando 13 de ellas en la categoría de En Peligro Crítico (CR), 17 en En Peligro (EN) y 28 en Vulnerable (VU), categorías que son las más críticas de la lista después de la de Extinto en Estado Silvestre (EW) (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible Colombia, 2012).

Adicionalmente, gran parte de estos decomisos se hicieron cerca de carreteras, debido a que es allí donde se desarrollan los operativos dado el gran flujo de personas, especialmente en zonas turísticas y en época de vacaciones. Asimismo, algunos de estos operativos incautaron fauna silvestre en áreas de influencia de Parques Nacionales Naturales como el PNN de Paramillo o la Sierra Nevada de Santa Marta, dejando ver que ni siquiera los lugares que más protegidos deberían estar se libran de la extracción y comercialización de su fauna (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible Colombia, 2012).

Pichón de guacamaya azul y amarilla rescatado del tráfico ilegal por la Comunidad Inti Wara Yassi en Bolivia. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

El mercado

Finalmente, debemos entender que desde que haya personas dispuestas a pagar por animales silvestres, sea por pesar, por desconocimiento o por simple egoísmo, siempre habrá quien esté dispuesto a meterse a la selva y matar a muchos individuos con tal de extraer algunos y poder venderlos al mejor postor. Así que, ni siquiera por lástima o por querer “tomar al animalito para liberarlo en la finca” debemos comprar fauna silvestre, ya que lo único que esto hace es incentivar al cazador para que extraiga otros individuos y continúe una cadena de maltrato que debería dejar de existir (Camargo & Jaramillo, s.f).

La próxima vez que te topes con alguien que quiere venderte un animal silvestre, ya sabes que si quieres ayudar, la solución no es comprarlo, sino denunciar a las Autoridades Ambientales o a la Policía para que sean ellos quienes se encarguen del decomiso del animal y de la sanción del traficante.

Referencias
  • Camargo, S. & Jaramillo, M. (Sin fecha). La triste vida de la fauna como mascota. Abril 20, 2021, de Revista Semana

  • Elcacho, J. (2021). Una maleta lista para salir de las Galápagos escondía 185 tortugas. Abril 20, 2021, de La Vanguardia

  • Monsalve, S., Mattar, S., González, M. (2009). Zoonosis transmitidas por animales silvestres y su impacto en las enfermedades emergentes y reemergentes. Revista MVZ Córdoba, 14(2).

  • Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible Colombia. (2012). Estrategia Nacional para la prevención y control al Tráfico Ilegal de Especies Silvestres: Diagnóstico y Plan de Acción ajustado. Colombia: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

  • Jiménez-Cordero, J & Jiménez-Pernudo, O. (2016). Cefalea, fiebre y mialgias: neumonía atípica por Chlamydia psittaci. Medicina de Familia SEMERGEN, 42(5). pp. 338-340.

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¿Gatos ferales?¿Qué significa que un gato sea feral?

¿Gatos ferales?¿Qué significa que un gato sea feral?

¿A qué le conocemos como gatos ferales?

Esta es una muy buena pregunta porque, usualmente, podemos confundir y pensar que cuando hablamos de los gatos ferales y los gatos domésticos estamos refiriéndonos a los mismos animales, pero la invitación es a que exploremos juntos las diferencias.

Para empezar, los gatos ferales se caracterizan porque no están domesticados y, desde su nacimiento no han tenido contacto con las personas, por lo que su cercanía les resulta incómoda y muy estresante; en cambio, para los gatos domésticos el contacto con las personas es una situación a la que han estado expuestos desde que son muy pequeños (Nussbaum, 2020).

¿Dónde viven los gatos ferales?

Ellos prefieren los lugares apartados y en los que no tengan contacto con las personas, pues como ya lo dijimos, esto los hace sentirse incómodos e inseguros; por lo tanto, es bastante común que elijan sitios como construcciones abandonadas y parques (Nussbaum, 2020).

Gato feral. Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

¿A qué se le llama “colonia”?

Este término se emplea para definir un grupo de varios gatos ferales que viven en un lugar determinado.

¿De qué se alimentan?

Los gatos ferales son cazadores muy hábiles por lo que se alimentan de presas que capturan en los lugares que habitan. Además, en algunas zonas pueden llegar a alimentarse de restos de comida y basuras dejados por habitantes humanos.

Los gatos ferales ¿son peligrosos?

Lo primero que debemos tener en cuenta es que estos gatos se comportan muy diferente a los gatos domésticos, pues la presencia de una persona les genera altos niveles de estrés y miedo ya que no están familiarizados con este tipo de contacto y, es por esta razón que, si ven a alguien merodeando cerca de donde viven, se esconden o escabullen hasta sentirse “a salvo”.

Colonia de gatos de ferales. Foto tomada por: Juan Felipe Arroyave

¿Cómo se pueden controlar?

Desde hace más de 30 años y tras múltiples estudios, se determinó que la mejor estrategia para establecer el control de las colonias es el Método CES: Captura, Esterilización y Regreso al sitio de captura o, en inglés, TNR: Trap, Neuter and Return (Nussbaum, 2020) por lo que los gatos ferales son capturados por personal capacitado de las sociedades protectoras de animales o Alcaldías, desde donde se encargan de esterilizarlos e identificarlos y una vez completado el proceso médico veterinario, los animales deben ser devueltos al lugar de donde fueron capturados.

Pero ¿no sería mejor sacrificarlos?

Lo cierto es que para algunas personas el sacrificio de los gatos ferales podría imponerse como una buena alternativa; sin embargo, no hay razones éticas ni médicas muy claras para hacerlo porque hay que tener presente que los gatos también cumplen una función relevante en el control de roedores, importantes transmisores de enfermedades como la leptospirosis.

¿Qué beneficios aporta que los gatos ferales estén esterilizados?

Para iniciar, hay que recordar un hecho muy claro: las gatas son poliéstricas estacionales; es decir, presentan varios celos o “calores” (como le suele decir la gente) a lo largo del año, por tanto, son animales que pueden tener una gran descendencia en un corto período de tiempo (Nussbaum, 2020). Por tanto, al esterilizarse, se disminuye la tasa de natalidad de la colonia. Además, esto ayudará a disminuir las peleas entre machos y otro tipo de conductas asociadas a territorialidad.

¿Cómo se identifican?

En algunos países, una vez que el gato ha sito capturado y trasladado para que los médicos veterinarios encargados lo esterilicen, y bajo anestesia, se le hace un pequeño corte en una oreja para identificar que es un gato feral que ha pasado por el protocolo TNR o CES.

¿Los gatos ferales pueden ser adoptados?

No, porque como ya lo vimos antes estos gatos son animales que no están acostumbrados al contacto con las personas por eso no les gusta los mimos, las caricias, ni estar encerrados.

¿Qué hago si en un lugar que conozco hay gatos ferales y nadie hace nada al respecto?

Comunícate con una Sociedad Protectora, Albergue o incluso con la Secretaría de Medio Ambiente de la Alcaldía en el municipio en el que vives. Infórmales sobre la situación para que ellos puedan tomar decisiones e intervenir de la mejor manera.

Colonia de gatos ferales. Foto tomada por: María Paula Vélez

¿Puedo darles comida?

Honestamente, no. Aunque suene cruel lo ideal es no alimentarlos, pues si lo haces corres el riesgo de que, si no son esterilizados rápidamente, la colonia crezca exponencialmente, convirtiéndose en un gran problema. Además, como ya lo mencionamos, estos animales son hábiles cazadores, así que no tendrán lío para encontrar alimento.

Pero ¿Me da mucho pesar ver los gatos y no darles comida?

Como opinión y también como sugerencia, nuestra posición es pedir que no se alimenten los gatos ferales, porque hay tres hechos que debemos tener en cuenta:
1. La alta fertilidad de esta especie.
2. Que son animales que tienen una conducta muy diferente a la de los gatos domésticos.
3. El punto más importante es promover la esterilización.

Comida y agua dejada para alimentar a los gatos ferales. Foto tomada por Juan Felipe Arroyave

¿Sigues dudando?

De todas formas, si eres amante a los animales y en especial a los gatos y sigues dudando, te entendemos. Lo único que te pedimos es que antes de empezar a alimentar la colonia, te asesores de la autoridad ambiental competente en el lugar donde vivas y les preguntes. Seguramente ellos podrán darte recomendaciones muy útiles y que podrás aplicar según sea tu caso.

¿Hemos atendido casos con gatos ferales?

Si, muchos. Por eso pedimos que antes de empezar a alimentarlos descontroladamente te asesores de personal experto, pues de entrada sabemos que este es un tema que hay que aprender a mirar desde muchas perspectivas y entendiendo cada caso con sus particularidades.

Por último, si has tenido una experiencia con gatos ferales nos encantaría leerte. ¡Escríbenos!

Referencias
  • Nussbaum, A. (2020). ¿Qué es un gato feral? Marzo 22, 2022, de Vitakraft.

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Los perros y gatos comen hierba para purgarse

Los perros y gatos comen hierba para purgarse

Foto tomada por: Maria Paula Vélez

Seguramente alguna vez hayas visto a tu perro o gato comiendo hierba y probablemente después lo hayas visto vomitar. Con seguridad, cuando lo comentaste con alguien más, esa persona te dijo que los animales hacen esto para “purgarse”, ya que es una creencia bastante común. Pues bien, en este artículo repasaremos las razones por las que los animales comen hierba y qué es lo que se esconde detrás de esta conducta tan habitual y extraña.
¿Por qué lo hacen?

Evolución Lo primero que debemos entender, es que no hay una única razón clara del por qué los perros y gatos comen hierba. Una teoría tiene que ver con su proceso evolutivo. Ellos, como descendientes de carnívoros silvestres como los lobos y los grandes felinos, mantienen algunas de las conductas de sus antepasados, incluyendo el consumo de hierbas. Cuando los carnívoros cazan no se comen únicamente el músculo de su presa, sino que también consumen órganos con el fin de garantizar una ingesta completa de nutrientes. Estos órganos incluyen los del tracto gastrointestinal y su contenido, que en el caso de los animales herbívoros está compuesto por material vegetal en diferentes grados de digestión. Un estudio realizado en Brasil que analizó la materia fecal de varias especies de carnívoros silvestres con el fin de caracterizar sus hábitos de alimentación, encontró restos de hojas en el 20% de muestras de pumas (Puma concolor), en el 44% de muestras de ocelotes (Leopardus pardalis) y en el 40% de muestras de tigrillos (Leopardus tigrinus) (Rocha-Mendes et al., 2010) (Ver Colombia: País megadiverso). Por esto, es posible asumir que la conducta de nuestras mascotas de comer hierba está relacionado con un patrón hereditario de consumir material vegetal (Sueda et al., 2008; Hart et al., 2019).

Foto tomada en uno de los Centros de Custodia de Fauna Silvestre de la Comunidad Inti Wara Yassi en Bolivia por Maria Paula Vélez.

Para calmar malestares estomacales

Otra teoría dice que, tanto los perros como los gatos comen hierba con el fin de inducir el vómito para calmar malestares estomacales. De hecho, esta conducta no es sólo atribuible a nuestras mascotas, algunos carnívoros silvestres como los pumas y jaguares también lo hacen esporádicamente; incluso yo misma, mientras estuve trabajando en un centro de custodia de animales silvestres en Bolivia, tuve la oportunidad de observar a algunos individuos de estas especies consumir hierba y en algunas ocasiones vomitar.

Se cree que la ingesta de hierba o plantas por parte de estos animales lo que hace es generar una irritación de la mucosa gástrica que desencadena la inducción del vómito y por ende la expulsión de sustancias o restos de alimentos que hayan sido consumidos previamente (Hillspet, 2019). No obstante, algunos expertos no están de acuerdo con esta idea y defienden que los animales de compañía no consumen hierba para vomitar y tampoco lo hacen porque tengan algún desorden digestivo o parasitario. De hecho, todos los caninos que participaron en un estudio universitario realizado en Australia en el año 2007, consumieron material vegetal a pesar de haber sido previamente desparasitados y examinados por un veterinario para descartar cualquier enfermedad gastrointestinal (Mckenzie et al., 2007).

Así mismo, un estudio que se llevó a cabo en un hospital veterinario en Estados Unidos en el 2008, en el que se entrevistaron a más de 3.000 propietarios de caninos sobre los hábitos de consumo de plantas en sus mascotas, reveló que este comportamiento no estaba relacionado con manifestaciones de enfermedad, sino que era una conducta habitual. El 68% de los propietarios reportó que sus perros consumían plantas o hierba con una frecuencia diaria o semanal, únicamente el 8% de ellos dijo que su mascota ocasionalmente se mostraba enferma antes de comer hierba y el 22% aceptó que después del consumo del material vegetal se podían presentar vómitos (Sueda et al., 2008).

Por su parte, un estudio similar al anterior realizado con propietarios de gatos reveló una conducta parecida a la de los perros. El 61% de los propietarios reportó haber visto a su mascota comer hierba más de 10 veces, mientras que solo el 11% de ellos reportó nunca haber percibido esta conducta. Con respecto al estado de salud aparente de los animales, el 91% de los dueños concluyó que su gato casi nunca se mostraba enfermo antes de comer hierba y que en el 27% de los casos se podía presentar vómitos después del consumo. Así como los resultados que se encontraron en los perros, la frecuencia de consumo de plantas por parte del 67% de los gatos demostró ser semanal o incluso diaria (Hart et al., 2019).

Como suplemento nutricional

Una última teoría dice que los perros y gatos adoptan esta conducta porque es su manera de suplir las deficiencias de algunos nutrientes como la fibra o algunos minerales. Sin embargo, debemos saber que incluso las mascotas que tienen dietas equilibradas y con alimentos balanceados de alta calidad también consumen hierba si tienen la oportunidad de hacerlo, lo que nos lleva a pensar que ésta no es la única razón por la que lo hacen. De hecho, en la investigación realizada en Estados Unidos y mencionada anteriormente, se llevó a cabo un análisis de las dietas de los perros de los propietarios encuestados y se determinó que ésta no jugaba un papel importante en el desarrollo del hábito de consumo de plantas (Sueda et al., 2008).

Pica

Es posible que las mascotas también experimenten una condición llamada “pica” o “apetito aberrante”, que suele ser más común en perros cachorros y consiste en el consumo de materiales como tierra, piedras, materia fecal o incluso paredes. Esta condición también se presenta de manera indiscriminada y los animales suelen superarla en la medida que crecen, se les proporciona un alimento balanceado y fuentes de entretenimiento que disminuyan el aburrimiento y los mantenga ocupados y activos. (Hillspet, 2019; Memphys Veterinary Specialists & Emergency, s.f).

En conclusión, si tu perro o gato consume hierba de manera frecuente, ya tienes claro que es un comportamiento que puede ser normal y suele no generar problemas de salud. Sin embargo, sí es importante que tengas control sobre la hierba a la que tiene acceso tu mascota, porque si ésta consume pasto que haya sido tratado con fertilizantes o insecticidas, esto sí representa un riesgo potencial para el desarrollo de una intoxicación que puede ser muy grave y requerir atención veterinaria inmediata. De igual forma, si notas que tu perro o gato empieza a aumentar la frecuencia de ingestión de pasto o material vegetal de un momento a otro y/o te das cuenta que esto está trayendo consecuencias negativas sobre su salud, lo mejor es consultar con tu veterinario de confianza para tratar de establecer la causa y corregir el problema. (Ver Campo de acción profesional)

Referencias
  • Bjone, S. J., Brown, W. Y., Price, I. R. (2007). Grass eating patterns in the domestic dog, Canis familiaris. Recent Advances in Animal Nutrition in Australia, 16, pp. 45-49.
    Ir a sitio web
  • Hart, B. L., Hart, L. A., Thigpen, A. P. (2019). Characterization of plant eating in cats. Behaviour & Nutrition en Applied ethology, p. 106.
    Ir a sitio web
  • Rocha-Mendes, F., Mikich, S., Quadros, J., Pedro, W. (2010). Feeding ecology of carnivores (Mammalia, Carnivora) in Atlantic Forest remnants, Southern Brazil. Biota Neotropica, 10(4), pp. 21-30.
    Ir a sitio web
  • Sueda, K., Hart, B., Cliff, K., (2008). Characterisation of plant eating in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 111, pp. 120-132.
    Ir a sitio web
  • Hillspet. (2019). Why does my dog eat grass? Julio 15, 2020, de Hillspet
    Ir a sitio web
  • Memphis Veterinary Specialists & Emergency. (s.f). Why does my dog keep eating grass? Is my dog poisoned? Julio 15, 2020, de Memphis Veterinary Specialists & Emergency
    Ir sitio web
Si vas a citar este artículo:

Vélez, M. (Septiembre 13, 2020). Los perros y gatos comen hierba para purgarse. Mapa animal. Recuperado de https://www.mapaanimal.com/mitos-y-realidades/los-perros-y-gatos-comen-hierba-para-purgarse

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Todas las ventajas de tener perros viejos como integrantes de tu familia

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Para empezar, ¿En qué momento puedo hablar de perros viejos?

Como cualquier ser vivo, los perros, también tienen una esperanza de vida; es decir un número de años promedio que pueden llegar a vivir, y que en este caso variará en función de la raza; por eso, una regla simple que podemos tener en la cabeza es que entre más grande sea el tamaño del perro, mayor será el desgaste físico, lo que se traducirá en una menor esperanza de vida.

En ese sentido ¿Las razas pequeñas viven más años?

En términos generales, sÍ. Se ha descrito que las razas pequeñas como los Poodle y Pomerania pueden vivir entre 12 a 17 años. Perros de razas medianas como los Beagle, Basset Hound y Bull Terrier entre 10 y 15 años. Las razas grandes como los Labradores 8 a 12 años y las gigantes como el Gran Danés 6 a 11 años (Purina ProPlan, n.f).

“Romeo” Fox terrier pelo de alambre de 10 años. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

¿Los perros viejos huelen mal?

Depende. Es cierto que muchos perros viejos desarrollan enfermedades crónicas y que requieren tratamiento como el hipotiroidismo, diabetes y problemas articulares, pero si sus propietarios son lo suficientemente responsables y comprometidos administrando los tratamientos y realizando las rutinas de aseo que sus animales requieren, los perros no tienen porque oler mal.

¿Los perros viejos son torpes?

Igual que para la pregunta anterior, no hay una respuesta única porque si quieres un perro viejo para que te acompañe a trotar 21 km, posiblemente éste ya no tendrá la misma resistencia física que cuando estaba más joven, pero eso no significa que sea torpe ni mucho menos. Simplemente que como todos, está en un proceso de envejecimiento, el cual no está de más decir es un proceso natural en la vida y del que todos hacemos parte.De otro lado, es cierto que, en algunos casos, hay caninos a los que se les deteriora la visión ya sea por la edad o por otras causas, pero que estén ciegos no traduce torpeza, lo único que significa es que necesitan un poco más de paciencia y cuidado para aprender cómo vivir.

“Romeo” Fox terrier pelo de alambre de 10 años. Foto tomada por: Maria Paula Vélez

¿Qué ventajas tiene traer perros viejos a casa?

1. No vas a tener sorpresas en cuanto a su tamaño. Cuando lo veas, ese será su tamaño final.
2. Su temperamento ya estará muy bien definido.
3. No tendrás que experimentar su infancia y adolescencia, épocas caracterizadas porque son muy difíciles.
4. Son perros que pueden aprender, que ya tengan su temperamento bien definido no significa que no puedan seguir aprendiendo (Fundación Affinity, 2019)
5. Si lo adoptas en un albergue o centro de rescate, te lo entregarán esterilizado y no sólo te ahorrarás el costo de la cirugía, sino que no tendrás que agobiarte por pasar los días del celo. 
6. Son perros muy agradecidos
7. No tienen tanta energía como los cachorros o perros más jóvenes (Purina, n.f).

¿Qué ventajas tiene traer perros viejos a casa?

Primero, se debe tener claro que son perros más tranquilos y con un nivel de exigencia física menor en comparación con perros más jóvenes. Claro, esto no significa que no deban sacarse a pasear y a tomar el sol. Segundo, es indispensable revisar el tipo de alimento suministrado, porque en esta etapa se les debe dar un concentrado o pienso rico en ácidos grasos omega 3. Tercero, se debe acudir al médico veterinario de confianza para que se les realicen chequeos geriátricos y determinar que sus órganos están funcionando adecuadamente. Cuarto, su sitio de descanso debe ser eso, un sitio cómodo y confortable en el que pueda descansar y, por último, tenle paciencia y llénalo de amor.

“Pimienta” Mestiza de 9 años. Foto tomada por: Luisa Fernanda Arroyave

¿Dónde puedo encontrarlos? ¿Los perros viejos se adoptan?

Por supuesto que sí. Lastimosamente, muchos de estos perros han sido abandonados por sus dueños por multitud de razones; incluso, en algunos casos, estos perros tenían propietarios amorosos y que siempre cuidaron de ellos, pero murieron y de un momento a otro quedaron sin casa y sin su protector@. Por eso es que, en muchos albergues y centros de rescate, hay una gran cantidad de perros viejos esperando a ser adoptados.Usualmente, las personas no los adoptan porque creen que son perros que ya no van a aprender, que han perdido sus mejores años, que están enfermos o simplemente, ni siquiera se toman la molestia de mirarlos, pero la verdad es que, si eres fan de las segundas oportunidades: ¡muchos perros viejos están esperando la suya!

Si tienes una historia de un perro viejito al que hayas adoptado, escríbenos. ¡Nos encantará leerte!

Referencias
    • Purina. ProPlan. (n.f) ¿Cuántos años vive un perro? febrero 25 de 2022, de Purina ProPlan

    • Fundación Affinity. (2019). ¿Por qué adoptar un perro adulto? febrero 25, 2022, de Fundación Affinity

  • Purina. (n.f). Ventajas de adoptar a un perro adulto. febrero 25, 2022, de Purina

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